Un verano en la piscina y el monte

El pasado jueves, meses después de la última ocasión, en el despejado cielo irrumpió la lluvia. Un día después, viernes, último día de agosto, vivimos otro de esas simbólicas imágenes de fin de la época estival, con el cierre de las piscinas municipales y del campamento del voluntariado en Caprala y Ferrusa.

Ambas instalaciones municipales han cumplido sobradamente su papel en el ocio local. Las piscinas del polideportivo municipal, en sus dos meses largos abiertas (del 22 de junio al 31 de agosto), ha registrado más 34.000 visitas, prácticamente quinientas diarias. En ausencia de lluvias e incidentes de mantenimiento, las piscinas han abierto todos los días. Más allá de la intervención alguna noche de la policía local -que ha reforzado su presencia este año- por la típica pandilla que se da un baño nocturno, el verano ha transcurrido «de forma muy positiva», como reconocía el concejal de Deportes, Miguel Ángel Nájera, que olvida así la avería técnica que el año pasado obligó a cerrar las piscinas varios días. El acuoso escenario de verano de tantos vecinos volverá, tras los cuidados preceptivos durante estos meses, a mediados de junio de 2013.

La campaña de voluntariado ambiental, que este verano ha acogido a 23 personas entre los 16 y los 34 años, también ha sido valorada como positiva por la concejalía de Medio Ambiente. Desarrollada durante las tres últimas semanas de agosto, los voluntarios, partiendo del «campamento base» de Caprala y Ferrusa, han vigilado los parajes del término desde Palomarets a L’Avaiol, además de realizar una quincena de actuaciones de limpieza y una decena de intervenciones arreglando sendas y desbrozándolas.

La concejala de Medio Ambiente, Conchi Navarro, ha destacado la cooperación que ha habido con otros grupos humanos también en los montes de Petrer, como los voluntarios de la Diputación y de la Cruz Roja. En este sentido, el monte de Petrer ha salido indemne de un caluroso y muy seco estío. A pesar de todo, se han vivido tres sustos importantes; el primero, a principio del verano, se dio en Cati, con un incendio que quemó poco más de media hectárea y que necesitó de la unidad helitransportada. El segundo susto fue el más peligroso: sólo quemó 400 metros cuadrados en el paraje del Palomaret, pero únicamente por la rápida intervención de una avioneta cargada de líquido espumante que en su ruta de vigilancia habitual estaba muy cerca de la zona. Los operativos terrestres lo habrían tenido muy difícil de no ser por la premura del avión; el origen del fuego está siendo investigado por la Guardia Civil, viendo indicios en que pudiera ser provocado. El último susto lo dio un rayo en la tormenta del jueves, que entre la lluvia y los mismos vecinos (como apuntaba un comentario en la noticia original, extremo que hemos confirmado, gracias por vuestras aportaciones) de las inmediaciones consiguieron extinguir. Recordar, en este sentido, el protocolo de actuación para estos casos, que a pesar del arrojo de estos vecinos -que hicieron uso de mantas y de lo que encontraron-, siempre recomienda abandonar el lugar y avisar a los profesionales. El fuego es impredecible y prueba de ello son las víctimas mortales que han dejado este año los incendios que se han vivido por todo el país.

Para uso particular de los vecinos, las fincas de Ferrusa y Caprala han estado cerradas y retoman su actividad ahora en septiembre.

 

 

 

One thought on “Un verano en la piscina y el monte”

  1. Las piscinas estuvieron abiertas hasta el domingo 2 de septiembre. Increible que el concejal del área no se entere y diga que se cerraron el 31 de agosto.
    Y como usuario abonado de las mismas, no se de donde se saca que el año pasado estuvieron varios días cerradas, por avería técnica. Yo fui todos los dias y solo se cerró una tarde por lluvia.

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