Las celebraciones del campeonato del mundo son como su misma conquista, algo colosal que sólo va adquiriendo un sentido completo con la distancia del tiempo. Eso debe estar rumiando Gedeón Guardiola Villaplana, ayer por el punto emotivo de la sorpresa que se llevó con la comitiva de bienvenida a pie de pista a su llegada en tren, y hoy por el punto histórico que ha tenido el acto oficial de homenaje, apoyado por casi un millar de vecinos.

A las cinco y media, como estaba anunciado, llegaba puntual el deportista. Bastante antes ya estaba colapsado el salón de plenos, entre personalidades públicas, familiares y amigos más cercanos, así como niños y jugadores del Club Balonmanos Petrer, y más de una docena de medios de comunicación. En primer lugar, el petrerense firmó en el libro de oro del Ayuntamiento en presencia de la primera autoridad local, Pascual Díaz, así como de la consellera de Deportes, María José Catalá, y otras personalidad regionales.  Tras la entrega de una figura del castillo conmemorativa, el internacional decía sus primeras palabras, en las que, una vez más haciendo gala de su desarmante naturalidad, devolvía a Petrer el cariño recibido: «esto -señalando la medalla dorada que cuelga de su cuello- es también vuestro. Gracias por el apoyo recibido en este Mundial y en toda mi carrera. No todos los jugadores tienen esto, el cariño que yo recibo. Es algo que lo sientes y que de verdad ayuda. Así que gracias».

Gedeón se ha acordado también de su gemelo, Isaías, también internacional en varias ocasiones y que está cuajando una gran temporada en el Rein Neckhar de la bundesliga, donde juegan ambos. «Él lo sabe…», ha comenzado a decir, llevándose su mano instintivamente al corazón, hablando más sus gestos que sus palabras, para acabar señalando: «…ojalá volvamos aquí los dos». En presencia de uno de sus primeros entrenadores, Kike Maestre, y del presidente del Balonmano Petrer, Luis Poveda Galiano, Gedeón respondía a un periodista reivindicando el deporte –recuerden lo que tuvo que vivir no hace mucho– y el papel primordial que tiene el trabajo de base en su supervivencia. Tras ello, y en otro gran momento de la jornada, el alcalde anunciaba la buena nueva, promovida por el club que vio darle sus primeros pasos deportivos y secundada por todos los grupos políticos: el pabellón polideportivo municipal será bautizado como Hermanos Isaías y Gedeón Guardiola Villaplana. Así es la química entre este desacomplejado petrerí  y su pueblo: se retroalimenta.

Díaz destacaba de Gedeón su tamaño en todos los sentidos y su figura como icono local: «no sólo es grande de tamaño, sino que es un gran deportista, una gran persona y tiene un corazón enorme. Es un gran abanderado de Petrer, cada instante que tiene lo aprovecha para recordar a su pueblo que lo sigue y lo quiere, como su ‘Viva Petrel’ tras ganar la final del Mundial”. La consellera se ha expresado en términos parecidos, haciendo más extensiva esa representación: al fin y al cabo, Gedeón ha sido el único jugador valenciano de la selección campeona del mundo. Pero para retrato de este pivote, el esbozado por su amigo Xavi Amat.

Recibimiento a Gedeón Guardiola en el ayuntamiento de Petrer from Petreraldia.com on Vimeo.

El momento álgido, contábamos, venía con su salida al balcón del consistorio, donde han podido saludarle los centenares de vecinos que le esperaban. A ellos les ha reiterado su gratitud y les ha mostrado la medalla de campeón. Como colofón a una tarde mágica, el jugador se ha sentado en la mesa del alcalde y ha firmado autógrafos y se ha hecho fotografías con todos los presentes que allí lo han querido. En total más de dos horas atendiendo a su gente y a su pueblo con la humildad que le caracteriza.

El jugador, así es la élite, viaja mañana a Alemania para reincorporarse al equipo. Allí, seguro, se fundirá en un abrazo con Isaías, en lo que será otra muy especial celebración del Mundial. Como él dice, en un gesto de ambición deportiva que nos habla de un gran futuro, «y que vengan más».