El sábado era uno de los días más esperados por los festeros y por todos los visitantes que, llegados de los más diversos rincones, querían presenciar el primer gran desfile que ofrecen las Fiestas. A las 10 y media de la mañana, y con un sol radiante y las calles abarrotadas, ya nada podía detener el gran espectáculo que el bando crisitano tenía preparado para «su» Entrada.
Fue un recorrido triunfal que abrió, precedido por la Unión Musical de Petrer, el trabajado boato del Tercio de Flandes, que este año ostenta la media fiesta y que no ha reparado en esfuerzo e ilusión para deslumbrar con un espectáculo que concretó el esfuerzo de todo un año y que, sin duda, se vio recompensado por el aplauso unánime que recibió de los espectadores. Éstos pudieron ver desfilar los coloridos estandartes de todas las comparsas, un regio pelotón de tiradores con arcabuz y otro multicolor que portaba banderines. Fueron las sonrisas y gestos de las cantineras lo siguiente que cautivó al público, una presencia con la que los flamencos hicieron un guiño a la historia, volviendo a traer a las calles de la localidad a aquellas mujeres, generalmente esposas e hijas de festeros, que participaban en las fiestas de antaño repartiendo bebida, y a veces algo de alimento, amenizando así la presencia a los espectadores. Fue una elección acertadísima, porque al elevado calor ambiental, se le unió poco después la actuación del grupo Carasses, que animó al público a participar de las pequeñas obras que iban representado y que gravitaban por espacios clásicos y de época. Así, vimos a Shakespeare recitar su obra o a un lazarillo practicar la picardía. La expectación del público iba in crescendo, y tras un vistoso baile de jóvenes y el desfile de la carroza que puso fin al boato, llegó la majestuosa irrupción que a caballo realizaron el capitán de la comparsa, Francisco Javier Montesinos y la abanderada, Ana Montesinos. Les escoltaba, en su preceptivo equino, el Embajador Cristiano, Francisco Cabrera, y avanzando por detrás, la rodela Carla Máñez, que disfrutó de su cargo e irradió frescura y simpatía entre los asistentes.
El Tercio de Flandes al completo, entonces, siguió a sus cargos, y después lo hicieron el resto de comparsas cristianas. El excelente ánimo de los espectadores no decayó y los aplausos y los vítores continuaron también cuando el bando moro, encabezado por los Moros Viejos, pasearon la localidad, luciendo ya palmito a la espera de lo que suceda mañana, cuando protagonicen su Entrada. Cerró el concurrido y exitoso desfile la comparsa de Estudiantes que un año más, y ya van más de 5 décadas, obsequieron al respetable con la edición anual de la publicación «The Boñ», que a buen seguro hará a reir a sus poseedores en cuanto tengan un momento para abrirlo.
Por la tarde, tocaba la Guerrilla de Reconquista. El bando de la cruz enfilaba la calle Constitució para recuperar lo perdido el día anterior, mientras que esta vez eran los moros los que retrocedían hacia la fortaleza, no sin antes descargar toda la munición en el recorrido. Como todos los años, la escena era la de una auténtica batalla, con las figuras recortadas por el polvo y la pólvora, y los disparos cruzándose en una algarabía de explosiones de simétrica regularidad. Todo acabó, como en el día anterior, en la plaça de Baix, pero esta vez con los papeles invertidos. La Embajada Cristiana llevó de nuevo el enfrentamiento a la pluma en vez de al cañón y, tras una actuación del embajador cristiano llena de garra, fue el embajador moro, Andrés Díaz, el que acabó deponiendo sus armas. La embajada local se ha hecho un nombre en la fiesta por el nivel de las actuaciones, y un año más quedó patente el porqué.
Apenas una hora después, a las 9 de la noche, se inició el último acto de este día tan variado y completo. Era la Solemne Procesión, que a ceremonioso paso llegó hasta la calle País Valencià desde donde se encaminó de nuevo hacia el templo por Gabriel Payá. Las farolas tradicionales de las comparsas, que potencian ese aire de misticismo que caracteriza al momento, el respetuoso silencio y la mirada al cielo de San Bonifacio (con su escuadra de honor de los Moros Viejos, que ostentan la media fiesta en el bando de la luna) marcaron este acto, que incide como ningún otro en la unión entre religión y fiesta. La talla del patrón de esta festividad regresó a la plaza con la cadencia típica del acompañamiento musical eclesiástico, hasta que, una vez aquí, y al filo de la medianoche, todas las bandas se unieron para entonar la Marcha Real. La imagen regresaba al templo para poner fin a un día que tuvo el espectáculo con la Entrada Cristiana de la mañana, la pólvora y la fiesta con la guerrilla y el pasacalles de la tarde, y el recogimiento de la noche con la procesión.
*NOTA: Colgaremos más imágenes en los próximos días. Si desean que eliminemos alguna, haganos llegar su petición a través de la sección de ‘contacto’.
Huevos, cuanta foto!!! El que no se vea es que no estuvo
Y falta la entrada mora. Unos cientos de fotos muy bonitas.
Muchisimas Gracias por tanta belleza y colorido. Subirlas todas a megaupload a 1024×683 y creamos un Slideshow que te mueres. No habria otro igual
Estimados compañeros, en especial los que nos siguen «desdelejos»; estaremos subiendo fotografías durante las próximas horas, completando esta crónica, la del domingo y la del lunes que colgaremos en breve. En total, calculo que más de 500-600 fotografías estarán disponibles en como mucho un día. También tenemos vídeos-resúmenes de cada día festero que iremos subiendo, con algunas imágenes de mérito (creo) y antes de despedirnos de los moros preparemos un power point/galería con las mejores fotografías de estas Fiestas.
Descargaros las fotos que deséeis, son vuestras. Por cierto, ¿os hicistéis con alguna camiseta de las que repartimos? Espero que os gustaran.
Gracias por seguirnos y por su comprensión. Permanezcan atentos.