El Barxell, con aforo para 1.300 aficionados -entrada gratuita-, estaba lleno como hacía años que no se veía, con las gradas teñidas de rojiblanco y con un sector norte muy activo y totalmente entregado a la causa. No era para menos: la Unión Deportiva Petrerense tenía la posibilidad de ascender a Preferente tras un década en categorías regionales. La misión era remontar el 1-0 del partido de ida ante el Ciudad de Benidorm.
Ambos equipos salieron al campo muy concentrados, muy tensos. Era un partido de empuje, de ir al choque, de pelear por cada pulgada de campo, con más argumentos emotivos que futbolísticos. En la primera media hora, apenas un remate de cabeza de los chicos de Campello, muy concentrados también en no permitir ocasiones al rival. Lo cierto es que los delanteros del equipo costero no se habían acercado a las inmediaciones de Adriel; a la primera oportunidad que tuvieron, minuto 35, falta para detener el avance. Pero…, pero en la ejecución de la misma, golazo del Benidorm, con un lanzamiento con rosca que superó a la defensa y se coló inapelable pegada al palo derecho.
Las cosas se ponían muy difíciles: había que marcar tres goles. El equipo lo sabía y no perdió tiempo: al minuto de encajar el gol, en un ataque en tromba con varios rechaces, el balón acabó en el larguero. En la siguiente jugada, remate a bocajarro a dos metros de la portería que milagrosamente salva el guardameta del Benidorm (el mejor jugador de la eliminatoria, aquí y allí). La siguiente jugada, cabezazo franco que se marcha arriba… Hubo alguna otra más, pero en ninguna de estas ocasiones se logró el empate y las escuadras marcharon a vestuarios.
En la segunda parte, el Benidorm echó el resto en defensa y el Petrerense no pudo desarbolarlo como en los últimos minutos del primer tiempo. El tiempo iba pasando y cada vez la presión era mayor. La mejor oportunidad en la segunda parte, que pudo ser un punto de partida para soñar con la remontada, fue un penalti a favor en el minuto 25. Pablo, uno de los mejores jugadores este año del equipo, no acertó con un disparo colocado, pero manso, que paró el portero. A partir de ahí, poco más, a pesar de que equipo y público siguieron peleando.
El pitido final dejó al Benidorm en Preferente y al Petrerense un año más en Primera Regional, con la consabida decepción y tristeza de nuestros deportistas locales. Antonio Rubio Campello, el popular entrenador del equipo, sacó fuerzas para animar a sus muchachos, muchos de los cuales regresarán en septiembre para construir una temporada tan grande como esta, en la que el equipo rebasó sus expectativas y ha acariciado el ascenso, que se escapa por detalles. El público lo reconoció con una gran ovación tras el encuentro que no fue un consuelo para los jugadores en el momento, pero sí será un motivo de orgullo en cuanto el tiempo les dé la perspectiva correcta de lo vivido el sábado en el Barxell.