En el día en que han vuelto con cierta fuerza las lluvias y el otoño parece asentarse, han vuelto a saltar las alarmas en el casco antiguo de la localidad con un nuevo derrumbe. Uno de los muros de la plaza de la ermita de San Bonifacio se ha derrumbado dejando un tremendo hueco -de más de dos metros de altura y uno de ancho- en la estructura. Las piedras desprendidas del muro han rodado ladera abajo unos metros, pero han frenado a tiempo y no parece que las viviendas -especialmente patios- que hay justo debajo se hayan visto aceptadas (igualmente, y por supuesto, no hay que lamentar ningún incidente personal, al menos hasta donde conocemos). Tras el aviso de los vecinos de la situación, a mediodía, la zona ha sido vallada por la policía y visitada por la oficina técnica de urbanismo.
El derrumbe es similar a uno ya vivido en la década de los 50, cuando todavía alojaba la plaza un cuartel de la Guardia Civil, como nos ha recordado una vecina del barrio. Más inquietante, no obstante, el recuerdo de los recientes derrumbes en las casas-cueva del casco antiguo (aunque especialmente concentrados en la otra ladera del castillo) y todo el problema subsiguiente que ha traído en estos dos años largos. Precisamente, para la semana entrante estamos preparando un especial sobre el asunto para informar de las últimas novedades sobre el caso. Seguiremos informando.