Dos goles en propia puerta condenan al Petrerense

Petrerense 1- 3 Carolinas

Seis partidos sin perder y con un solo gol encajado nos ha traído hasta un séptimo partido en el que el Petrerense pierde y encaja tres tantos, dos de ellos autogoles ya en el tiempo añadido. Además, los locales marraron una pena máxima, mandaron un disparo al larguero y fueron incapaces de resolver varios jugadas frente al portero. Es pertinente, pues, hablar de mala suerte y del «fútbol es fútbol», pero convendría también hacer crítica, con una primera parte impropia de un equipo que es capaz de firmar a continuación otros cuarenta y cinco minutos tan brillantes.

La primera parte, como decimos, no hubo por donde cogerla: el Petrerense estuvo muy desdibujado y nunca supo armar las jugadas ni mantener la posesión. Sin balón, el equipo de Baldo sufre, más ante un buen rival, como el Carolinas, que se movió con inteligencia y le buscó las cosquillas en cada jugada de ataque usando las bandas y la movilidad de sus puntas. Así se pusieron por delante, en el minuto 25, al cazar el delantero en el área un buen centro desde la izquierda. La mejor noticia para el equipo fue que no encajaron ningún gol más en una primera parte, de verdad, para olvidar.

Las cosas tenían que cambiar y lo hicieron radicalmente. Baldo movió el banquillo, con la entrada de dos refrescos atacantes, y dispuso una defensa de tres para buscar el empate. El equipo se reencontró con su fútbol y rápidamente acogotaron al adversario, que se encerró para defender la ventaja. El punto de inflexión llegó a los diez minutos, con un penalti claro en una jugada personal de Marquitos. Claudio, el mejor jugador el año pasado del equipo y que esta temporada no acaba de rendir a su nivel, era el encargado de poner las tablas en el marcador, pero el disparo le salió blando y centrado y el portero se la sacó. El equipo tuvo la entereza de no perder la fe y siguió buscando con progresivo ahínco el gol, que acabó firmando en el minuto 20 Elías de cabeza tras falta lateral botada por José Alejandro.

El Petrerense ya era como la noche y el día respecto a la primera mitad, y vivimos los mejores minutos del equipo en mucho tiempo a nivel de juego colectivo, sin conceder ocasiones detrás y teniéndolas de todos los colores en la portería rival. Algunas se fueron por centímetros, otras las paró un inspirado portero rival y una clarísima la repelió el larguero. El gol del triunfo no llegaba, y aunque el Petrerense no firmaba el empate, en el minuto 90 no parecía tan mal resultado después de una primera parte tan desastrosa del equipo. Lo que no podía imaginarse nadie eran las dos desgracias casi consecutivas que íbamos a ver: en la primera, una falta al borde del área la despeja el central a la escuadra propia, y dos minutos después, en otro centro fuerte pero sin mayor peligro, el portero Adriel se la introduce incomprensiblemente en su portería.

El equipo, no obstante, puede sacar una lectura positiva: pifias como las narradas pasan una vez cada dos temporadas, y se jugó una segunda parte de mucho nivel. El problema es que si el Petrerense quiere estar en la pomada, aunque todavía queda mucha liga (este fin de semana acaba la primera vuelta), ya no tiene mucho margen de maniobra, y le esperan ahora dos salidas muy complicadas, la primera ante el Aspense, el segundo clasificado -cuatro puntos más que el Petrerense- y una de las escuadras más técnicas de la categoría. Veremos de qué son capaces (a las cinco de la tarde y en Torrellano, por cierto, ya que el campo de Las Fuentes está cerrado), sabiendo que de perder quedarían bastante descolgados del pulso por el ascenso.

 

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