Despedida a lo grande

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Y en el quinto día de los festejos, estos llegaron a su fin. Pero no fue un lunes más, sino el más intenso en décadas debido a los cambios en la organización de la fiesta que han dado más vuelo y horas de pasión festera a este día de despedida. Comenzó muy pronto, a las diez de la mañana, con la Guerrilla Cristiana, rescatada del sábado, que deparó una vibrante batalla a lo largo de la calle Constitución, con las escuadras cristianas llenando el aire de humo y pólvora y haciendo retroceder en sus posiciones a las huestes moras hasta el mismo castillo que tomaron el viernes, a pesar de su valiente defensa. Allí, a los pies de la fortaleza, el embajador cristiano, tomó el mando de las operaciones para, en la Embajada Cristiana, desalojar al “infiel” y reconquistar lo arrebatado en la Guerrilla Mora vivida el viernes. Cercana la hora de comer, la recreación tocaba a su fin y los festeros regresaban a sus cuartelillos en pasacalles general, con la idea de recuperar fuerza para el último acto de las fiestas.

San Bonifacio regresa a la ermita tras comandar la fiesta desde el templo parroquial.
En la Subida del Santo los festeros apuraron al máximo la pólvora que todavía les quedaba.

La Subida del Santo no se hizo esperar y empezó a las cuatro y media de la tarde, con muchísimo ambiente en todo el recorrido. Los festeros apuraron sus reservas de pólvora en la ruidosa y polvorienta subida, mientras rodelas y capitanes disfrutaban con su rol encabezando las líneas de tiradores, con las abanderadas cerrando las respectivas comparsas. La talla del santo subió escoltada por una escuadra de gala de los Labradores, que no alcanzó la ermita hasta pasadas las siete de la tarde. Poco después,  sonando la Marcha Real y con la emoción a flor de piel de todos los festeros que rodeaban la ermita, San Bonifacio fue devuelto a su hogar habitual, y se procedió a la Misa de Acción de Gracias. Es un momento de reflexión y dicha, por la fortuna de las emociones vividas en los festejos, que suelen venir a la mente en estos momentos, pero también de cierta tristeza, pues ya todo ha pasado y la realidad volverá a imponerse en unas horas. Sin embargo, los Moros y Cristianos siempre acaban con la promesa del regreso, y esa nota de esperanza la trae el cambio de capitanías, donde los protagonistas de este año ceden simbólicamente los poderes a los capitanes, abanderadas y rodelas del siguiente, en un eterno fluir de una tradición viva.

El cambio de capitanías simboliza el compromiso de regreso de la fiesta el año que viene

 

One thought on “Despedida a lo grande”

  1. Fantástica cobertura de nuestras fiestas. Ningun otro medio ha hecho este despliegue y lo que no sé , es cuando «los periodistas» habeis podido descansar.
    De nuevo mi enhorabuena por el gran trabajo realizado.

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