Las tiendas llamadas Grown Shop, relacionados con el mundo de la plantación del cannabis, están presentes en España desde hace más de una década, y cada vez son más populares. Ayer mismo, este floreciente negocio –nunca mejor dicho- sumó un nuevo miembro, con la inauguración en la localidad de Petrer del comercio “El teu Grown Shop”, el primero de estas características que se implanta en el municipio. Hoy hemos estado con su gerente, Óscar Rodríguez, que nos ha introducido en este mundillo, relativamente nuevo y sobre el que hay un cierto desconocimiento general.

En primer lugar, y eso se percibe nada más entrar, en una tienda de Grown Shop como la de Óscar, el cannabis o marihuana es el protagonista absoluto del establecimiento. De este cáñamo índico se pueden adquirir colecciones de semillas, insecticidas, fugicidas, abono especial, maceteros, filtros de aire, focos para estimular su crecimiento cuando se planta en interior, montajes de armarios para su cultivo en esas mismas circunstancias, etc. En general, todo lo relacionado “con su floración y vegetación”, pero también un arsenal de utilidades para su consumo, como pipas, boquillas, cachimbas, papel de fumar, mecheros… “A día de hoy”, nos cuenta Óscar, “todavía entra mucha gente a pedir información o a enterarse de qué productos ofrecemos, pero con la mayor naturalidad del mundo”.

Los días en que estas tiendas levantaban alarma social ya han quedado atrás. La popularización de estos comercios y el respaldo legal con el que cuentan lo han alejado de polémicas. “Todo lo que aquí vendemos, por cierto no a menores de edad, es estrictamente legal. Otra cosa es lo que hagan los consumidores con el producto, aspecto del que no podemos responsabilizarnos”. El Código Penal, aprobado mediante Ley Orgánica 10/95, de 23 de noviembre, en los artículos 368 y siguientes, prevé penas de prisión de uno a tres años, por delito contra la salud pública, aquellos actos de cultivo destinados  a la venta o tráfico o que se realicen con la finalidad de promover, favorecer o facilitar el consumo ilegal de terceras personas. El consumo de la sustancia en sí mismo, por tanto, no está penado por la ley y de lo que trata un Grown Shop, como cualquier otro negocio, es de “cubrir una demanda, un hueco de mercado”. En datos del año pasado, España era el segundo país de la Unión Europea, sólo superado por Italia, en el que más cannabis se consume.

¿Y quién lo consume? Uno de los mitos en torno a la marihuana es que es un producto esencialmente de ocio para la juventud. Sin embargo, Óscar nos cuenta que los usuarios de estas tiendas son tanto jóvenes como adultos, “e incluso veteranos de más de 65 años. La verdad es que viene gente de todo tipo y condición, y buscando diferentes finalidades al cannabis, desde la relajación hasta un efecto calmante para ciertos dolores”. Para distinguir todas esas reacciones, el producto estrella de la tienda, las colecciones de semillas, vienen con información sobre sus previsibles efectos, que pueden ser muy variados.

Las colecciones de semillas son auténticas marcas registradas, cada una con su imagen y prestigio, en constante crecimiento y evolución. Las empresas y distribuidoras que las ofrecen trabajan la genética de las diferentes variedades, tratando de cruzar las más exitosas y generar nuevas sensaciones. Se venden tanto en colecciones, con diez semillas feminizadas, como sueltas. Según la variedad y según se adquieran de una u otra manera, el precio por semilla puede oscilar entre 13 y 8 euros. “Las que más vendemos últimamente son las llamadas autoflorecentes, que en tres meses pueden estar listas para su consumo”. Una idea de futuro para los responsables de “El teu Grown Shop” es la de crear su propia variedad, que llevaría el nombre de la tienda, y ser capaces de meterla en el circuito internacional.

Mientras, no obstante, dispendian variedades de otras empresas, aptas tanto para su cultivo interior como exterior. En esta línea, una de las razones del éxito de las semillas autoflorecentes es que, además de estar disponible muy rápidamente, crecen tan solo 60-70 centímetros, con lo que son aptas para pequeños balcones. El consumidor, de hecho, se decanta mayoritariamente por el cultivo de interior, porque “una planta de marihuana en un terreno al exterior tiene muchas posibilidades de ser robada, y además es mucho más grande, nada discreta”. Debido a ello, y aunque la jurisprudencia no está del todo clara, parece haberse establecido que un par de plantas para autoconsumo no darán problemas a su dueño, y que hay una cierta orden tácita para las fuerzas de la ley de no criminalizar este consumo y tipo de cultivo. “No obstante, la gente busca discreción, en parte por la misma seguridad de que no allanen su casa para robarlas, y los menores problemas posibles”, apunta Óscar. Precisamente, otro de los productos destacados del establecimiento es una estructura de armario que ellos mismos han diseñado y que tiene todo lo necesario para albergar dos o tres pequeñas plantas, con un filtro de aire para purificar el aire y con las medidas necesarias para que no desprenda ningún tipo de olor. El precio del mismo, incluidos los focos de bajo consumo que se necesitan para darle a la planta la luz que necesita, es de 240 euros.

La seguridad es, en efecto, un tema que preocupa, y mucho, a quienes cultivan cannabis para el autoconsumo. El mismo Óscar ha hecho de su establecimiento un pequeño fortín, “porque para algunas malas personas esto es algo muy apetitoso”. Indagando en el asunto con vecinos de la localidad que son cultivadores habituales para su propio consumo, nos han comentado que este año los robos y asaltos a patios o balcones han sido algo “preocupantemente cotidiano”. El asunto no llega a instancias policiales porque casi nadie denuncia el robo de plantas de cannabis; “todavía quedan algunos años para eso”, nos cuentan voces experimentadas. De momento, lo que ya se puede encontrar desde ayer en la localidad es la tienda “El teu Grown Shop”, en la calle Leopoldo Pardines.