El otoño cultural se reanudó el pasado viernes con la ponencia del exdirector de Greenpeace en España y líder de la formación política EQUO, Juan López de Uralde, conocido activista que saltó a los medios por colarse en una cena de líderes mundiales durante la cumbre del clima en Copenhague de 2009.

Más de un centenar de personas, entre las cuales se encontraban varios ediles de todos los grupos políticos de Petrer y representantes de colectivos y grupos políticos de otras localidades, se congregaron en el salón de actos de Caixapetrer para escuchar la conferencia de ecologista y político, que durante más de una hora expuso algunos de los problemas medioambientales a los que se enfrenta tanto España como el mundo y describió su nueva etapa como cabeza visible de la formación EQUO.

Como viene siendo habitual, cada conferencia del ciclo ‘Otoño Cultural’ es introducida por alguna figura dentro del ámbito local y relacionado con el tema del ponente. En este caso la labor recayó sobre Reme Millá, profesora de Primaria y experta en ecología, quien a su vez fue integrante de la lista electoral del Bloc. Millá no oculto el entusiasmo que le provocaba estar al cargo de esta presentación, a la que, según confesó, no dudó ni un instante en decir que si.

Greenpeace

La actividad durante la última década de este ecologista, nacido hace 49 años en Donostia, refleja una intensa participación en el ámbito medioambiental, tanto desde el campo organizativo como desde el político. Desde el año 2000 hasta el año 2010 fue el máximo representante de Greenpeace en España, una etapa especialmente fructífera para esta organización y para el crecimiento del propio Uralde como ecologista, desde que se embarcara cuando contaba con 20 años. “Greenpeace me ha aportado muchísimo, ha sido la mitad de mi vida. Te puedes imaginar la cantidad de experiencias humanas, vitales e intelectuales que te puede aportar”.

Desde su fundación en 1971, esta organización, pionera e histórica dentro del mundo ecologista, ha ido agrandando su imagen a lo largo de los años por sus campañas protesta, con llamativas y polémicas acciones consideradas en ocasiones ecoterroristas. “Eso es uno de los secretos de Greenpeace, siempre la manera de sorprender de forma pacífica. Puede gustar o no, pero nunca se hace daño a nadie”.

La irrupción en la cumbre de Copenhage le valió 21 días en una prisión danesa acusado de terrorismo, una detención que acabó en una sentencia simbólica de 14 días de prisión incondicional y una anécdota para la historia que su protagonista recuerda con orgullo.

Meses más tarde y con un cambio de gobierno por medio, el Museo Nacional de Dinamarca exhibiría los trajes y la pancarta usados aquella noche en una exposición dedicada a los valores europeos. Aquella intervención paso de la cárcel al museo en pocos meses.

Equo

Y si Greenpeace es el ying en la vida de Uralde, el yang está materializado en EQUO, formación que fundó en septiembre de 2010 junto con varias personalidades del mundo de la política y de la ecología.

EQUO nació con el objetivo de reunir a todas las agrupaciones verdes de España en una sola marca y acercar el ejemplo del Partido Verde Europeo, que ha cosechado un gran éxito en Alemania y se ha consolidado como cuarta fuerza política en el parlamento europero en coalición con el partido Alianza Libre Europea.

En las pasadas elecciones generales, primera prueba de fuego para Equo, lograron un diputado en el Congreso (Joan Baldoví) en coalición con Compromís. “Eso es muy importante para nosotros, pues nos da cierta presencia parlamentaria relevante y desde luego estamos trabajando con Joan Baldoví para que esa presencia sea activa, también en muchos temas ambientales”

Sin embargo, una de las  principales bazas de EQUO para las elecciones, que era la candidatura del propio Uralde, no tuvo representación, un resultado que el propio Uralde interpreta con luces y sombras. “EQUO es un proyecto completamente novedoso y por tanto bastante desconocido por el gran público, eso ha sido nuestro principal hándicap. Además, el adelanto electoral hizo que llegáramos con muy poco tiempo a las elecciones, sin embargo conseguimos unos resultados que yo considero bastante importantes”.

Para valorar este resultado, Uralde no duda tampoco en culpar a la ley electoral, una ley que considera “injusta” y que, según manifiesta, perjudica gravemente a los partidos pequeños, provocando que fuerzas con más votos obtengan menos representación y que otros grupos políticos con muchos menos votos obtengan muchos más diputados. Y da un ejemplo: “Mientras que el cabeza de lista por Madrid, que era yo, obtuve alrededor de 60.000 votos, el presidente del congreso de los diputados, Jesús Posada, obtuvo representación con apenas 25.000 votos”. Asimismo EQUO obtuvo 215.776  votos, por los poco más de 40.000 votos que obtuvo Esquerra Republicana de Catalunya, que si logró 3 escaños

“Con una ley electoral diferente, proporcional, hubiéramos sacado cinco diputados. Hemos sido el primer partido más víctima de la ley electoral. En ese sentido, la ley electoral es una ley muy injusta y hace muy difícil que una fuerza nueva pueda nacer”.

Cambio climático

Durante la charla, Uralde expuso una batería de datos y anécdotas centrados en el cambio climático, un fenómeno que lleva décadas instalado en el discurso político pero sobre el que apenas se han tomado medidas efectivas a gran escala. Y parece que, tras la cumbre de Durban celebrada recientemente,  una medida conjunta contra el cambio climático entre los países industrializados todavía está lejos de producirse.

Sin embargo lo que no está lejos es un progresivo cambio del clima en el mundo, un cambio cuyas consecuencias todavía no somos capaces de calcular y que cada día se manifiestan de forma más considerable. Y lo que está pasando en nuestro país a nivel ecológico no es fundamentalmente distinto de lo que está ocurriendo en el resto del planeta. “Estamos siendo testigos de cambios bastante drásticos como consecuencia de las actividades que estamos realizando”.

Según las mediciones de la Agencia Estatal de Meteorología, el año 2011 ha sido el año más caluroso desde que se realizan las mediciones climatológicas. Y al hilo de este dato, y como ejemplo de este rápido deterioro, Uralde expuso el caso de las islas de Svalbard, unas remotas islas a caballo entre la costa norte de noruega y el Ártico donde existe casi la misma población humana que la de osos polares. Uralde explicaba que, durante su último viaje a bordo del Artic Sunrise (uno de los cuatro  barcos de la flota de Greenpeace) en septiembre de 2009, se detectó un crecimiento notable en la población de mosquitos, algo más propio de climas templados.  Lejos de ser una anécdota, Uralde expuso este ejemplo cómo síntoma de una enfermedad, un ejemplo del deterioro en uno de los lugares más sensibles y fríos del planeta donde ya se empiezan a  notar cambios notables.

Para Uralde, tal y cómo expresó en la rueda de prensa previa, la acción política es fundamental para evitar desastres mayores. “El medio ambiente está sometido a una presión superior a la que puede aguantar demasiado tiempo y a la necesidad de actuar en todos los ámbitos para cambiar esta situación es la clave”

Y en cuanto las medidas prioritarias para España, ve necesario un cambio urgente en el sector energético. “Nos estamos gastando 50.000 millones cada año en importar petróleo y sin embargo aquí tenemos unos recursos renovables, fundamentalmente el sol y el viento, que podrían permitir un proceso de regeneración de nuestro tejido energético y que nos permitiría unos grandes beneficios tanto medioambientales como económicos”.

“Hay que regresar a la naturaleza”

Este es quizá el mensaje que más está calando entre el movimiento ecologista y un mensaje que también defiende por encima de todas las cosas. En un mundo cada vez más artificial, más inmediato, más de “usar y tirar”, la proliferación de huertos populares, los intentos de movilidad sostenible en las grandes ciudades y la necesidad de buscar métodos económicos, de gestión y energéticos más respetuosos con el medio entre otros fenómenos están haciendo de la opción verde una opción cada vez más visible en el panorama social. De hecho, y desde hace años, la etiqueta “ecológica”  se percibe como signo de respeto y origen de calidad.

“Creo que es muy importante recuperar el contacto con la naturaleza, aprender con ella a identificar las especies, a ver lo que es una huerta, etc. Eso es lo que hace que sientas la necesidad de defenderla”.