En la segunda parte que he dedicado al soplo de viento Foehn (véase “Días libres para los cirujanos: sopla el viento de Foehn”) voy a informar de un aspecto poco conocido en nuestro país, las relaciones existentes entre determinados fenómenos meteorológicos y las patologías psiquiátricas asociadas a ellos, debido a que no existen investigaciones científicas a tal efecto.
En la actualidad, los científicos estiman que una gran parte de la población es vulnerable a los cambios bruscos de temperatura, humedad y presión atmosférica. Constituyen el colectivo de las personas meteorosensibles o meteorolábiles. Las variaciones del tiempo atmosférico provocan en estas personas la aparición de estados psicopatológicos que se desencadenan como consecuencia de cambios y variaciones en la actividad neurotransmisora central.
La meteorosensiblidad constituye no sólo un fenómeno en el que existen componentes más o menos subjetivas, sino una realidad biológica que se explica mediante las leyes de la psicoquímica y la electrofisiología.
El desplazamiento de grandes masas de aire y sobre todo las variaciones en la polaridad e intensidad de la carga iónica de la atmósfera constituyen las variables meteorológicas más frecuentemente implicadas en el agravamiento de diversas patologías mentales.
Multitud de investigaciones médicas han conseguido relacionar el tiempo meteorológico y su acción sobre el sistema vegetativo, considerando la electricidad atmosférica y la acción de los iones positivos y negativos inhalados por el hombre a través del sistema respiratorio y la piel como el factor más importante.
Los estudios realizados a partir de principios del siglo XX demuestran que cuando el aire tiene una carga excesiva de iones positivos, adquiere efectos perturbadores que afectan a la salud y al estado anímico de las personas.
Los episodios de Foehn y los vientos desérticos son claros ejemplos de cómo una descompensación en las cargas eléctricas del aire puede traducirse en la aparición o agravamiento de determinadas enfermedades meteorotrópicas.
El investigador Rivolier señaló que la calidad y cantidad de cargas eléctricas presentes en el aire es causa directa de profundas influencias psicopatológicas. Generalmente estas cargas se encuentran en la atmósfera a razón de cinco iones positivos por cuatro negativos, siendo este equilibrio esencial. Los iones negativos, constituidos en parte por oxígeno, tienen un efecto tónico y beneficioso, siendo normales en la naturaleza concentraciones de 2000-4000/cm3. Por el contrario, los iones positivos, compuestos parcialmente por CO2, tienen un efecto apáticodeprimente y alterador del sistema nervioso. Se calcula que con la presencia de 1000-2000 iones positivos/cm3 en el aire ya puede aparecer sintomatología. El Foehn es uno de los fenómenos meteorológicos más interesantes de estudio por su relación con las patologías mentales.
Tomemos como ejemplo un efecto «Foehn» registrado en Lekaroz (Navarra -Pirineo Navarro), la madrugada del 24 al 25 de agosto de 1999. En la estación meteorológica se registra a las 01.00 horas una temperatura de 18.5 ºC, con humedad del 97 %. En ese momento empieza a soplar viento sur con rachas de 50 Km/h. Tan solo dos horas más tarde, a las 03.00 horas, la temperatura ya había subido a 33.0 ºC y la humedad relativa había experimentado un descenso brusco hasta llegar al 27 %. Podemos imaginar el efecto que puede causar un aumento de 15 grados en tan sólo 2 horas en las personas que sufren estados de fragilidad emocional.
Parece evidente y contrastado por multitud de estudios realizados, que el Foehn, así como los vientos terrales, cálidos y resecos, pueden agravar o aumentar localmente diversos trastornos psicológicos.
Entre ellos, destacamos por su incidencia los trastornos depresivos, estados de ansiedad e inquietud, síndrome de agitación psicomotriz, irritabilidad, jaquecas, disminución de la atención, excitación nerviosa y muy especialmente el aumento de la agresividad.
El fenómeno es de tal importancia, que en algunos países como Suiza, el efecto Foehn (favogn) se considera atenuante por la legislación penal en el caso de la comisión de determinados delitos. Esto no es nada nuevo, ya que en la Antigüedad, los tribunales de algunos países de Medio Oriente admitían circunstancia atenuante en crímenes y agresiones cometidos cuando soplaba el viento sur Hamsin. Incluso la Biblia justifica el comportamiento innoble del rey Salomón por el azote de “Hamsin”.
Está demostrado científicamente que durante los días que dura este fenómeno meteorológico se produce un aumento de las enfermedades meteorotrópicas (enfermedades cuyo nacimiento o desarrollo están íntimamente ligados a fenómenos meteorológicos) así como un incremento notable de las tasas de criminalidad, sobre todo los delitos relacionados con agresiones violentas, violaciones y suicidios.
A lo largo del siglo XX numerosos autores han estudiado las relaciones entre conductas humanas y corrientes iónicas del ambiente durante los periodos de vientos secos y calientes. Investigadores como Helly (1920), Picard (1923), Gampen (1932), Rohden (1933), Dull (1938), Oderwald (1939), Blumer (1945), Meixner (1955) y Ballusch (1965)) ya relacionan viento Foehn con el aumento de suicidios y crímenes. Lo que está claro es que la meteorología es una de las fuentes de la medicina y estos vientos llamados “vientos de las brujas” o “vientos locos” soplan en muchos lugares del planeta, produciendo efectos nocivos similares conocidos por las poblaciones locales.
En España, desgraciadamente, es muy escaso el número de investigaciones científicas y se podría diseñar un conjunto de medidas médicas preventivas ante la presencia de situaciones meteorológicas peligrosas para el colectivo de personas meteorosensibles y sobre todo para los enfermos que padezcan trastornos psiquicos. Estas medidas podrían ser elaboradas por un equipo multidisciplinar compuesto por biometeorólogos, psiquiatras, endrocrinos, climatólogos y criminólogos.
Del trabajo de Juan Carlos Molina García. GPV Valencia.
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Pues yo había escuchado algo de trastornos similares causados por la presión atmosférica, cambio de humor, dolores y cosas de esas, pero desde luego el articulo «El viento Foehn» esclarece bastante sobre esos dolores tontos cuando cambia el tiempo.