Es realmente agradable estos días pararse unos segundos a contemplar el jardín particular de la casa señorial del inicio de la calle Gabriel Payá. Propiedad de la familia Villaplana, la céntrica ubicación del edificio realza la presencia y el color de este jardín urbano. Estas fiestas de Moros y Cristianos, enfrente justo de la tribuna de autoridades, lucirá radiante y estará en su punto álgido; después, poco a poco, el calor veraniego lo hará languidecer. Efímero, como todo lo hermoso.
Las fotos son del tándem Pablo Garcia Villaplana y Nacho Hernández.