Rememorando los tiempos (no hace tanto, ¿eh?) en que el caliche era uno de los principales pasatiempos de la población, especialmente en las zonas rurales -con los lugareños de Caprala desafiando a los de L’Avaiol o los de la Casa Castalla retando a los de los Cotxinets-, el Rancho Grande acogió el pasado sábado un multitudinario y familiar campeonato de este juego, reuniendo a más de 30 jugadores que se lo pasaron en grande durante varias horas. Organizado por el vecino Xavi Amat Montesinos, siempre trabajando en la recuperación de las tradiciones y la cultura rural desde el Departamento de Geografía Humana de la UA, el campeonato demostró la maestría en el juego de los participantes más veteranos y lo divertido que puede llegar a ser para las nuevas generaciones.