La calma

calma

A veces es necesario detenerse, hacer un alto en el camino para mirar a nuestro alrededor, para salir de la vorágine que nos absorbe la conciencia y el sentido correcto de la cosas, a veces, es decir, muchas veces, debemos centrarnos en lo verdaderamente importante en nuestras vidas, dejar de dar importancia a lo que carece de ella y valorar lo que la vida nos ofrece en cada recodo del camino, eso que a veces ni percibimos por nuestro estado alterado, estresado.

Desde este punto de calma, la conciencia se expande, el sentido de lo que somos toma presencia y las cosas se muestran con sencillez, desprovistas de toda la carga emocional que las enreda. Así esas relaciones que  nos parecen irreconciliables hallan su punto de encuentro, esos problemas que nos agobian y enturbian el entendimiento hallan su solución. Ya se que decir todo la anterior está muy bien, y la teoría es bien sabida por casi todos, por lo que llega la pregunta: ¿cómo llegar a ese punto de calma?. Pues, desde luego, no es un estado que solo pueda ser obtenido si nos desterramos a una montaña, alejados del mundo social en el que hemos nacido, no es un estado que se obtenga metidos en casa, en una burbuja evitando el contacto con los demás para no tener conflictos, no, este estado de calma hay que hallarlo y practicarlo en el mundo en el que a cada momento nos movemos, en el día a día, cuando conducimos, cuando estamos en una cola interminable, cuando nos agraden física, verbal o gestualmente. Es un estado que se practica en cada momento de nuestro día, es una practica que da la maestría en cambiar situaciones irritantes en situaciones apacibles de las que podemos sacar un provecho o satisfacción al dominar nuestra tendencia negativa al enfado, al controlar nuestro bajo perfil de frustración. Es una decisión consciente, es utilizar nuestro libre albedrío, es elegir entre enfadarnos y provocar toda una reacción química venenosa en nuestra biología y en la de nuestro entorno o hallar nuestro estado de calma desde el que actuamos con tranquilidad, una tranquilidad que nuestros órganos agradecen, que nuestro organismo detecta, con la cual nuestros sentidos se identifican y se ponen en funcionamiento a pleno rendimiento para hallar la mejor solución.

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Todo lo anterior requiere estar consciente de las sensaciones que  percibimos del exterior, estar conscientes de cómo procesamos esa información y de que reacciones provoca en nuestro organismo. Así cuando notemos una ligera sensación de malestar, que normalmente parte del estomago, centro donde digerimos las emociones, quiere decir que los estímulos exteriores los hemos procesado mal y nos están provocando una indigestión emocional y por consecuencia un enfado o una situación negativa  fuera de nuestro control. Pues justo en el primer momento de este proceso físico, cuando suena la campana de que a nivel emocional algo no ha ido bien, debemos parar el proceso, hallar nuestro punto de calma y replantearnos la situación. Todo esto, con la práctica, se da en fracciones de segundo, son decisiones que poco a poco se implantan en nuestro organismo, por lo que de ser conscientes pasan a ser automáticas, lo mismo que las decisiones negativas que hasta ahora dominaban nuestro comportamiento, esas decisiones que nos han creado situaciones de las que más tarde nos hemos arrepentido, y hemos comprendido que si hubiéramos actuado de otra manera nos hubiéramos evitado los problemas consecuencia de un momento de ofuscación  y mal entendimiento.

Para iniciar esta reprogramación emocional que se traduzca en  un  re-educamiento conductual, solo se requiere la máxima que cualquier adicción para salir de ella necesita: ser conscientes y reconocer nuestro estado y decisión unida a voluntad para superarlo. Como en todo proceso nos debemos permitir el caer muchas veces, el no conseguir lo propuesto siempre que lo intentemos, debemos entender que estamos aprendiendo, y por tanto, no castigarnos cuando no lo logremos, algún día este proceso estará plenamente implantado en nuestro genoma y ya no tendremos que luchar para conseguirlo, será otro logro de la humanidad.

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