Terminó el curso, pero aún hay gente que no se ha enterado de la lección, se ha intentado y prácticamente logrado llegar a conseguir el trabajar todos a una, se ha llegado a comprender que el bien del compañero es nuestro propio bien, que si al de enfrente le va estupendamente, por una extraña regla de tres a mi me va genial.
Se ha llegado a comprobar que la sonrisa, el humor se expande, se siente, se percibe y que es necesario para nuestro bienestar general, pero aún hay gente que se empeña en repetir, que se empecina en poner palos a las ruedas para que nada salga bien. Su rabia interior, su frustración personal sigue intentando culpar al mundo de sus causas, son incapaces de hacer un ejercicio de reflexión que les lleve al perdón, un perdón sobre todo a sí mismos. Su patrón de conducta les impide ver que hay otras formas de vivir, de enfocar la realidad, que no es necesario para su experiencia vital el estar sumidos cada día y a cada momento en problemas, en problemas que no son tales, pero que vistos desde ese punto de vista marrullero, engañoso, se convierten en temas “insuperables”. Cualquier vericueto verbal, nimio, puede ser causa de la mayor de las discusiones, con el desgaste de energía subsiguiente, que impide que esa fuerza vaya hacia el trabajo positivo, edificante, productivo que es donde se debería invertir nuestro esfuerzo. Son personas inconscientes, ignorantes, pero que con su manera de actuar, si las personas con las que tratan no saben frenarlas, causan un malestar en grupos, familias, en cualquier núcleo en el que se encuentren inmersas. Generalmente estas personas poseen una gran fuerza, son trabajadores insuperables, grandes manipuladores, sabedores inconscientes de su potencial, que no gozan con el resultado de sus artimañas porque son incapaces de disfrutar de nada en el mundo, pero que por un momento creen tener un triunfo si consiguen sus propósitos, aunque esto vaya en detrimento del interés general del cual no tienen visión. Es una pena que este potencial humano se vea malgastado, pero cada cual tiene que aprender la lección, y hasta que estas personas, estos compañeros en la clase de la vida no se den cuenta que actuando así sus ejercicios le van a dar erróneos, nadie puede hacer nada, ellos solos tienen que ver que hay una manera ética de plantear la vida que le va a dar el resultado correcto al ejercicio.
Enhorabuena a los aprobados, y a los suspensos, empieza un nuevo curso, siempre una nueva oportunidad.
gracias por tus lúcidas reflexiones. Espero que en vacaciones nos sigas ilustrando el verano.
Un saludo