La LIBERTAD
tiene un precio…
No aspiro a ella.
Por MIEDO
a alejarla
sólo ansío
hacerla mía
una NOCHE
cualquiera
y pasa SIEMPRE.
Someterme
a la voluntad
que emana de su BOCA
silenciosa,
esa que no se atreve
a decir NADA
cuando el oleaje
de nuestros CUERPOS
golpea los esternones
con la delicadeza
de cuatro alas
enfrentadas
en vuelo.
Golondrina
candente
y mariposa
de yunque
conforman
la teoría del caos
donde perderme:
Tímidos ojos
de niña dulce
como su salada
BOCA
partisana.
Pétalos
las pestañas
que abanican
su mirada
tierna
y misericordiosa
que me perdona
y me condena
a partes igual.
Si pudiese
escuchar
a mi alma
vería
cómo AMA
un hombre
sin más patria
que la MUERTE,
sin más esperanza
que la de refugiarse
entre sus piernas.
Ay…
si renunciase
a lo mundano
y se quedases
en este estudio
acariciaría su pelo
entrelazado
con el AMOR
de unas manos
que huelen
a óleo,
lirio,
versos
y delirio…
Le susurraría
a su clavícula
de mármol
y arribaría
con mi LENGUA
hasta sus cumbres
para gustar sus CIMAS
de leche y nube
y…
-¡Ah, Dios existe!-
Su vientre
inmóvil,
yermo
páramo
de mar
en calma..
donde ordenar
detenerse a mi boca
para agasajar la piel
de su simiente…
Inspiraría
del perfume
de su flor
y posaría
mis labios
sobre los suyos
para besar
su esencia.
Rosácea
caracola,
lágrima
de MUJER…
Ay, LIBERTAD.
Si me dejases ver
tu espalda
cada NOCHE,
pintaría
tu columna
vertebral
de caricias
y me tumbaría
sobre ella
como una ciudad
iluminada
buscando
refugio
en los silencios
de tus glúteos,
acercaría
mi barba
a tus mejillas
sonrojadas
y te susurraría
-Haz de mis SIENES
el nido de tus LABIOS-