Escritos de un joven indecente (IV): Se busca una mujer

 

 

Suena «Way Down in the Hole»

en mi estudio mientras aterriza la noche,

resplandor oscuro de miseria,

silencio y duelo

 

y las mujeres, ahí afuera,

estarán moviendo sus sinuosas

siluetas de serpiente enfervorecida….

 

criaturas venenosas

de ojos verdes y negros

protegidos por guadañas,

afiladas garras rojas,

luminosos labios de neón…

 

Mujeres con sed de victoria:

la bailarina (aspirante a psicóloga)

que quiso conocerme a solas,

la universitaria grunge

que va a la biblioteca pública,

las amigas veinteañeras

de las novias de mis amigos…

 

Mujeres dóciles ante la masa

pero fieras bestias en la intimidad.

Mujeres que concederán

pequeños guiños como trampa,

mujeres que dedicarán

perversas sonrisas a futuros esclavos,

mujeres que buscarán

tímidos roces para sentir la carne del otro,

mujeres que proyectarán

miradas lascivas a plácidos inocentes.

 

Mujeres todas ellas poseídas por la esencia de Baco

cometerán etéreas infidelidades para saciar su ego,

dominarán el instinto animal de los hombres

(dejando así constancia de su superioridad).

 

Una representación posmoderna

de La bacanal de los andrios

que me posiciona cual Tiziano.

Pero aún siendo fiel amante

de las oscuras golondrinas,

mi pene proletario,

inexperto en batallas de una noche,

novicio en el vacuo sexo del ahora,

precisa una victoria para sentirse vivo.

 

Sé que siempre me negué a aprehender

de las herederas (sin don) de Mata Hari

que emplean sus encantos para el fútil goce,

pero mi yo cuadrúpedo

se eleva por encima de la razón

y exige una tortura

 

Ahí afuera se baten en duelo

 

las lobas y las gatas,

mientras,

aquí dentro,

en mi estudio,

yo

sigo

buscando

una mujer.

 

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