En el subsuelo
los MUERTOS
agitan
sus HUESOS
y espolvorean
las vías
de la ciudad.
NADIE
va a NINGUNA
parte
y TODOS
los esqueletos
alienados
sin rostro
marchitan
sobre
el mármol
de sus tumbas.
El POETA,
absorto
ante
la TRAGEDIA
llora
a escondidas
entre
los VERSOS
sin cabeza
que lo alivian.
Dios
no puede
existir
aquí,
entre
asesinos
despiadados
con traje
y vagabundos
invisibles
en los portales.
Dónde
está
mi PATRIA,
dónde
la MAR
de mi ALTEA
y la brea
que cubría
las sienes
de fogueo
en domingos
tristes
y suicidas…
Dónde
el cuerpo
de la POETA
del Barrio
húmedo
y sus senos
de albahaca
y sus dientes
de luna
y su indiscreta
nariz
de raza
y su olor
carnal
a queroseno
y jazmín
virgen
sin pasado
porque YO
y sólo YO
he sabido
acariciar
su ALMA
de niña
guerrera.
No,
esta ciudad
no espera
y sí devora
a las inmigrantes
GOLONDRINAS
imperfectas
(sin su ala derecha)
que intentar
gorjear
por encima
de los ataúdes
de cemento
del cielo
y las
esquelas
mortuorias
del subsuelo
donde los
MUERTOS
siguen
muertos.