Rondalla en VII escenas
«…Es la intensa capacidad para imaginar que vive en la mente de los niños/as, la que les permite sustraerse del mundo real, y disfrutar intensamente con los muñecos que hablan, ríen, lloran, y cantan. Que aparecen y desaparecen de la escena y hasta pueden dar cachiporrazos; hecho éste que provoca al instante sus risas y un gran alboroto en la sala…»