El otoño se había hecho presente… Había llovido después de muchos meses sin caer una sola gota. La tierra olía a humedad. Los colores en el cielo se dispararon. Pocos sitios como los lugares de la infancia te hacen llegar tan lejos.
Colores…y sonidos.
Si hay un sonido que para mí identifique el otoño, este es el canto de las chovas piquirrojas en sus concentraciones otoñales. Estos días han comenzado a agruparse las chovas. El primer grupo de un centenar las vi el 24 de septiembre en la partida de «Les Planes». Poco después podía contar un grupo de unas doscientas. Los juegos de esta especie en el aire, es muy característico. Giran y giran, suben y bajan, mientras emiten su característico canto agudo. Es como un canto a la vida, a la alegría del reencuentro después de la época nupcial. No hay otoño, si no oigo el canto de las concentraciones de las chovas. Larga vida para ellas.
Luis Fidel es agente forestal en la comarca de la Marina Baixa, y mantiene el blog «La finestra de Fidel».