Mi «montañerico» subía preocupado por las empinadas rampas del Puig Maigmó. Ya sabía desde hace tiempo que esta montaña era la más alta de la comarca del Vinalopó, con sus 1296 metros de altitud sobre el nivel del mar, y también la más difícil, pues le había relatado anécdotas sobre el llamado “paso de la cima”, donde algunos excursionistas no se habían atrevido a cruzar, a causa de lo aéreo del pasaje.
__ Abuelo, es una cresta, ¿verdad?
__ Sí, es una cresta aérea por la que hay que marchar con precaución, y para eso el abuelo ha traído la cuerda.
__ Esta es mi primera cresta, abuelo.
__ Ya lo sé, pero estate tranquilo que el abuelo la conoce bien.
Callado y cabizbajo, abstraído en sus propios pensamientos, mi montañerico continuó a la cabeza del grupo en dirección a la cresta, ya próxima. Llegados a un punto nos detuvimos y saqué de la mochila el cordino, unas cintas y unos mosquetones, con los cuales procedimos a formar la cordada. Le expliqué que primero subiría el abuelo y luego en “V” invertida, subiría él y también la abuela, así que debía llevar cuidado de ella.
__ Recuerda, siempre hay que tener dos pies y una mano o dos manos y un pie agarrados sobre la roca. Siempre tienen que ser tres los puntos de apoyo.
__ Abuelo dos manos sólo no, y dos pies tampoco, ¿verdad?
__ Muy bien, Lorenzo. Lo has comprendido, y otra cosa, aquí no existen las prisas, ¿vale?
__ Vale, abuelo.
Alcanzar la cresta cimera fue divertido y le sirvió de experiencia alpina, pero cuando llegamos al famoso paso la cosa cambió. Mi pequeñín no estaba preparado para aquellos abismos y me dijo:
__ Abuelo, tengo un poquito de miedo.
__ Pues no sabes cómo me alegro, pues si no tuvieras miedo serías un inconsciente.
__ Abuelo ¿qué es un inconsciente?
__ Pues es un tonto que se cree muy listo o muy valiente. Anda siéntate y empieza a buscar en tu cabeza las grandes compañeras del miedo; las únicas que son capaces de superarlo.
__¿Y… quiénes son abuelo?
__ Pues quienes van a ser: ¡la prudencia, la tranquilidad y la confianza! ¿Te acuerdas de los tres puntos de apoyo sobre la roca? Esos son los puntos físicos. Mira a ver dónde pones pies y manos, ¡Y sin prisas! Y tranquilo que el abuelo está aquí contigo y la cuerda es nuestro seguro. Cuando estés preparado y encuentres la tranquilidad y la confianza deberás dar el paso con prudencia, pues esos son los otros tres puntos de apoyo que debes encontrar en tu cabeza.
Algo nervioso comenzó a cruzar sobre el aéreo paso. Hubo un instante de duda, pero yo estaba atento y le di un abrazo inmediatamente, lo cual frenó su intranquilidad. Cruzó, y ya en el otro lado, en la cumbre, estaba pletórico de excitación.
__ Ahora tenemos que volver. ¿Podrás? __ le pregunté.
__ Pues claro abuelo. Ya sé dónde están los tres puntos de apoyo de la cabeza.
__ Eso está muy bien, ahora nunca lo olvides: tranquilidad, confianza y prudencia.
El regreso lo hizo genial, decidido y tranquilo, siguiendo las reglas de los tres puntos físicos de apoyo y los otros tres sensitivos; me arrancó una sonrisa y una de las imágenes más hermosas de mi vida. Creo que es una cordada perfecta.
¡Qué envidia más sana me das amigo Juan Manuel!
Dale mi enhorabuena al «montañerico» (por la subida a la cresta y por aguantarte a tí que le darias una lata…….)
Suscribo la palabras de Luis, y además felicito al «montañerico» por el pedazo de Montañero que le ha tocado de abuelo!!!
Gracias por tus relatos.