*Nota: este artículo fue publicado originalmente en Alborada nº 32 de 1985.
El 8 de febrero de 1926 sale a la calle el primer número del semanario Idella, fruto de la ilusión de un grupo de eldenses, de nacimiento unos, y otros, por vocación de serlo. Todos ellos, sin distinción de ideologías, participan en la pequeña aventura de editar un semanario «para combatir por la prosperidad moral y material de Elda» ,(1) y, con este propósito, se inicia la publicación del semanario que, a lo largo de cuatro años, aparecerá cada sábado, excepto cuando la censura lo impida, informando a los eldenses de los acontecimientos de su pueblo, de cuantas manifestaciones culturales tienen lugar en la Elda de aquellos años y de los problemas más acuciantes de la ciudad, entre ellos, los relativos a la pujante industria zapatera.
Dice Alberto Navarro, en un excelente trabajo publicado hace ya algunos años, en el Valle de Elda, dedicado al semanario Idella: «El semanario carecía de filiación política determinada y su orientación era netamente cultural, literaria y artística, teniendo sus colaboradores un alto valor literario que no creemos ha sido superado todavía en publicaciones eldenses.»
Don Manuel Maestre Gras, prestigioso fabricante de calzado, funda y financia el semanario. Lo dirige, Maximiliano García Soriano. José Capilla es el redactor jefe y, como administrador, figura Emiliano Vera González. El equipo de redactores, variable a lo largo de la vida del semanario, lo forman Antonio Gonzálvez Vera, Cándido Amat Casañez, Angel Vera Coronel, Eloy Catalán Cantó, José Francés Berenguer, Martín Llopis Taltavull, Manuel Maestre Payá, Rafael Casanovas Gómez, Francisco Vera Amat, Miguel Vidal Vidal, Rafael Juan Vera, José María Vera y el dibujante, benjamín del grupo, Oxcar Porta Carbonell. Tres personalidades literarias, los alicantinos José Martínez Ruiz, -Azorín-, Gabriel Miró y Rafael Altamira, prestan su colaboración honoraria.
Idella inicia su andadura bajo la dirección de Maximiliano García Soriano, yeclano de pura cepa y boticario por la gracia de Dios, pues ejerce la ciencia de Esculapio sin título académico.
Maximiliano García Soriano, Maxi para los íntimos, es uno de los puntales del semanario Idella. Polifacético, ingenioso y ocurrente, autor de algunas obritas de teatro y de zarzuela, Maximiliano ha publicado seis libritos de versos con el título genérico de «Yeclanerías». Con humor y sensibilidad, Maxi nos describe tipos y costumbres de su Yecla natal. No hay número de Idella sin la participación suya. Lo mismo versifica que escribe en prosa rimada, siempre empleando ese tono festivo y humorístico tan peculiar en él. Sus Idelladas, «Semblanzas» y «Bosquejos», constituyen una antología de personajes y tradiciones eldenses. Maxi, pródigo en el empleo de seudónimos, firma sus trabajos con los de «Pepito Tafalera» , «Graciano Soria» y «Magaso». El boticario de Elda es un ejemplar humano extraoridnario, pintoresco, ocurrente y simpático y, sobre todo, muy popular.
Con la edición del número 27, el semanario Idella cumple su primer trimestre de existencia y pasa a ser director el abogado Antonio Gonzálvez Vera, eldense hasta la médula, persona culta y curioso lector. Antonio Gonzálvez cuando escribe, sobre Elda lo hace con cierta fruición y apasionamiento. Le preocupan los problemas de su pueblo y, en ocasiones, hace valer sus influencias en Madrid para solucionarlos. Algunos trabajos suyos aparecen en las páginas del semanario bajo el seudónimo de «Martín de Gales».
Con la publicación del número 53, el 12 de febrero de 1927, primer aniversario del nacimiento de Idella. José Capilla Beltrán, releva, en la dirección del semanario, a su amigo Antonio Gonzálvez y, hasta julio de 1928, permanecerá en la dirección.
José Capilla, logra elevar la calidad literaria de Idella. Este semanario pueblerino, que según confesión hecha por Marcelino Domingo a su correligionario Juan Botella, director del Luchador de Alicante, es el mejor que se hace en España, (*), publica en sus humildes páginas, colaboraciones de Azorín, Miró, Altamira, Gómez Baquero, Eduardo Zamacois, Rafael Salazar y Marcelino Domingo. También escriben en él los monoveros Silvestre Verdú, (Marcolán), pluma de gran edición y amigo del Azorín estudiante; Antonio Montoro, culto escritor y sensible poeta con influencias modernistas, admirador de Rubén Darío; Miguel Villalta y Pascual Carrasco, además de la intelectual Carmen Payá y la poetisa Remedios Picó. Desde Aicante colaboran los periodistas y políticos Juan Sansano, Ginés Alberola, Juan Botella y Rodolfo Llopis. A la lista de colaboradores que podemos llamar habituales, hay que añadir los muchísimos que escriben artículos esporádicamente: Teófilo Romero, Luis Arraez, Eliso Verdú, Venancio Caballero, Joaquín Porta, Emilio Rico y un largo etcétera.
Desde Barcelona envía sus artículos Eugenio Verdú, presidente de la Peña Alicantina en esta ciudad, y Miguel Tato, periodista, lo hace desde Madrid. Julio Caro Baroja, en su libro «Los Baroja» , refiriéndose a Tato Amat, manifiesta que es el último republicano decimonónico que ha vivido en España. Oscar Porta, «l’enfant terrible» del equipo de redacción es el dibujante del semanario. Es raro el número de Idella que no se ilustre con sus ingeniosas caricaturas. Con todas ellas editará dos libritos, sus obras completas, verdadera galería de tipos y personajes más destacados del Elda de entonces.
En las páginas de Idella, junto con las caricaturas de Porta, se publican las del ocurrente monovero José Amorós, «Carlos» , y las del genial Bagaría. Las caricaturas de Bagaría, de aguda intención política y social, publicadas en el prestigioso diario madrileño El Sol provocan la carcajada de sus lectores. Bagaría, acompañado de Otaduy, administrador el El Sol, la noche del 19 de mayo de 1928, en los salones del Casino Eldense, pronunció una amena conferencia sobre la técnica de la caricatura y, al término de la misma, hizo caricaturas de cuantos asistentes a la conferencia se la solicitaron. La Cruz Roja local, recibió un donativo de Bagaría por lo recaudado en tan simpático acto.
Repasando los viejos números del semanario Idella, observamos que la época de mayor actividad del periódico coincide con el tiempo durante el cual fue José Capilla su director. Maximiliano, en unos versos humorísticos, alusivos al director del semanario, escribe:
«Parece cosa sencilla
esto de ser redactor
de Idella, pues no, señor,
Porque Capilla, en capilla
nos pone, y es un dolor.»
Muchas jornadas de trabajo se prolongan hasta altas horas de la madrugada, preparando los números extraodinarios de Idella. Labor desinteresada y realizado con el esfuerzo de cuantos, en un ambiente pueblerino, sienten inquietudes intelectuales. Alguien que se firma Heráclito escribe con motivo de cumplirse el segundo año de la vida del semanario: «Qué incierta, inestable, azarosa, es la vida del periódico cuando su labor se concreta a la alta misión de difundir cultura». Después, Heráclito, sigue con estas frases: «Al hacernos estas consideraciones a nosotros mismos, toda nuestra admiración y toda nuestra simpatía es para esos abnegados jóvenes, que con una voluntad y constancia admirables han podido sobrellevar todos los trabajos, todas las adversidades, todas las desilusiones de la desinteresada y oscura labor del quijotesco periódico pueblerino…»
En la sección «A Todo Rumbo», Amadís, seudónimo de José Capilla, escribe sobre diversidad de temas, especialmente los literarios y, concretamente, los relativos a la obra de «Azorín» y Miró, sus escritores predilectos de siempre: En Idella aparecen una serie de entrevistas realizadas por Capilla a personajes del mundo artístico, intelectual y político, de la España de los años veinte, a su paso por la industriosa Elda: Margarita Xirgu, destacadísima figura del teatro español, excepcional intérprete de las obras de García Lorca; Marcos Redondo, célebre tenor de la zarzuela; Luis Bagaría, genial caricaturista, citado en este trabajo; Marcelino Domingo, destacado político republicano, entre otras.
En las páginas del periódico se polemiza sobre aspectos económicos y sociales a nivel local; se lanzan nuevas ideas sobre múltiples proyectos a fin de mejorar las condiciones urbanísticas y sanitarias del pueblo de Elda, pasado el tiempo, muchos de aquellos proyectos, serían realidad. Uno de los problemas de mayor actualidad y de vital importancia en aquellos años, es el de la industria del calzado, problema constante en la existencia de Elda, y a ello presta especial atención el semanario.
(1) Idella, año I, número 1. Frase correspondiente al artículo de introducción que, bajo el título de «Pórtico», se publicó el 8-2-26.
(*) Se refiere a las publicaciones en los pueblos.