ya no habita el amor y la espera…
se fue con otro sin nombre,
sin penas,
sin alma
y los labios rotos
no regeneran como antes.
Voy a esperar sentado
a que la NADA
me embalsame
con su perfume
de hiel y cal…
Que las Diosas ahí afuera
dancen para mi
desde la distancia,
sin hacerse notar,
sin estar presente…
sin poder verlas
-“Danzad, danzad, malditas”-
que no desataré
el amarre de mi mástil,
que no me seduciréis
con vuestros dones:
narices indiscretas,
negros pétalos en el rostro,
falsos discursos revolucionarios…
sirenas que obedecen
al vaivén de las olas
cuya única patria es la mar.
En sus profundidades
descansan las calaveras
de sus conquistas…
Fantaseo con los húmedos labios
de vuestras carnosas caracolas:
veteranas,
oscuras,
guerrilleras,
inmaculadas…
pero no me sirven ya los mañanas
y sólo quiero despertar
solo entre las sábanas,
limpiarme los restos de carmín
de la carne de mi ego,
que “huele a espíritu adolescente”
al derramarse entre vosotras,
descansar en paz,
contar golondrinas,
escribiros sin conoceros…
tengo miedo,
sé que no sé si voy a soportar
el golpe que está por venir.
No quiero una DERROTA.
Caer AHORA sería morir
Y
No quiero escribir este “poema”