Aprovechando el trabajo de campo que han hecho en la Asociación Amigos de L´Avaiol, y asesorado por Luis Villaplana y Nestor, intenté hacer alguna sesión a estos bellos animales nocturnos y las conclusiones que he sacado, al margen de las fotografías, es la enorme dificultad que tienen tanto el propio animal como este tipo de fotografía.

La garduña es tremendamente delicada de fotografiar, pienso que principalmente debido a su afinado olfato, por lo que hay que extremar el cuidado en la manipulación de los «cacharros» que se gastan en el campo, ademas de troncos, piedras y maderos que van a estar presentes el día de la sesión,  por no comentar que luego no siempre son fieles a la cita, lo que hace todavía mas fácil pasar la noche en balde. Baste decir que mi porcentaje de éxito ha sido bajísimo, solo conseguí fotos en 3 ocasiones de 9 intentos, se dice pronto.   A toda esta dificultad se une mi inexperiencia con este tipo de fotografía, y a varios errores que he cometido, por lo que las fotos no tienen toda la calidad que quisiera.

En esta serie de noches, y entre fracaso y fracaso, tuve la suerte de conseguir congelar a un cárabo que se lanzó hacia un ratón que comía el cebo de las garduñas, por lo que se demuestra una vez más que a veces la casualidad nos brinda algún regalo. Seguro que trabajando en él algún día lo vemos en estas páginas. Espero que os guste.