Odette fue invitada por su amiga y modelo Cloe a una de sus sesiones fotográficas. No tenía mucho que hacer ese día y qué mejor que pasarlo en una subidita y divertida sesión fotográfica. Cloe le hablaba muy a menudo de lo bien que lo pasaba en su trabajo, sólo era modelo publicitaría y le encantaba; dejarse maquillar, peinar, vestir ropas imposibles con taconazos que en la calle jamás se atrevería a usar, sentirse poderosa tras la cámara…A Odette siempre le había parecido que Cloe era muy atractiva y además tenía un cuerpo estupendo; pechos voluminosos, unas caderas bonitas seguidas por unas piernas interminables. Alguna vez le había dicho que si algún día quisiera probar el dulce de las mujeres ella sería la primera a la que probaría, Cloe era lesbiana y estaba encantada en mostrarle a su amiga Odette el placer entre dos mujeres.
Llegaron al estudio, mientras su amiga se preparaba en el vestuario, Odette aguardaba sentadita en un rincón de la habitación observando cómo el fotógrafo preparaba el decorado y probaba con las luces y la cámara, mientras hablaban de lo bien que trabaja su amiga. Le pareció que el fotógrafo era muy atractivo, tendría unos treinta y cinco años, moreno, con ojos rasgados color miel, sombra de barba de unos días, pelo corto ondulado y alto, muy alto y fibroso. Mientras hacia estas observaciones, su amiga apareció metida en unas botas hasta la rodilla, con tacones interminables en color morado a juego de un bonito chaleco de pelo largo en color fucsia y un mini sort vaquero desabrochado que dejaba entre ver unas braguitas de encaje color celeste. Estaba brutal. La sesión por lo visto iba de la estética Glam Rock de los 70. De fondo Jim Morrison sonaba con su Riders on de Storm, Back Door Man, entre otras, para acompañar el ambiente e inspirar. Odette se acomodó en el sillón y los artistas comenzaron su trabajo.
Carlo, que así se llamaba el artista de la cámara dirigía a la modelo con palabras del tipo “ mírame, sedúceme, vamos, quieres comerme nena, yo soy tu Jim, ¿lo oyes?¿lo quieres? si, eso es, lo deseas, vamos mírame, estoy aquí”. Cloe lo miraba con su mirada mas felina, inclinaba su culito, insinuaba un pecho, se tumbaba en el césped artificial… Odette no se imaginaba que la sesión iba a ser tan subidita de tono y su cabecita calenturienta empezó a jugarle malas pasadas. Allí sólo se encontraban ellos tres, el resto del equipo, maquilladora y peluquera se habían marchado, en la sala hacía mucho calor debido a los focos, pero ella sentía un calor mucho mas fuerte entre sus piernas. Entre lo atractivo que le parecía el fotógrafo, con esa voz tan grave haciendo sonar esas palabras de sus labios carnosos, The Doors de fondo, y su amiga…con la cual ya había fantaseado en su intimidad…
Ya habían pasado casi dos horas y la cosa se le estaba haciendo imposible Estaba totalmente húmeda, sentía que de un momento a otro o se correría sin más, o se abalanzaría sobre ellos. Se levantó para ir al baño, mojarse la cara y fumarse un cigarro. Respiró y se relajó. Cuando salió del baño, ya habían terminado, Cloe se estaba cambiando en el vestuario y Carlo le preguntó si se encontraba bien, que tenía mala cara, a lo que ella contestó que demasiado tiempo sentada y con los focos le habían puesto mal cuerpo. Estaba deseando llegar a casa y explotar. No quiso esperar más, ni mirar a los ojos a su amiga, no sabía bien si por vergüenza o por no poder soportar la tentación de apretarle sus pecho. Desde fuera del vestuario le dijo a Cloe que debía irse ya, con la excusa de que no había recordado terminar unos trabajos para el día siguiente y se había hecho tarde.Salió disparada hacia su coche, y como loca hasta su casa intentando relajarse, pero sabía que por mucho que respirase, hasta que no terminase la faena no iba a poder estar relajada; sentada en el asiento del coche, sentía su clítoris duro, su entrepierna mojada, sus pezones como piedras. Aparcó, subió a casa, cogió su juguete preferido y dio rienda suelta a toda la fantasía de esa tarde. Imaginaba como le lamía los pezones a Cloe y apretaba sus pechos, sintiendo cómo le llenaban la mano mientras con la otra le tocaba entre sus piernas, caliente y mojada; sentía la verga de Carlo en su trasero acariciándolo, mientras con sus grandes manos le tocaba su clítoris duro y sus tetas. Metía y sacaba su consolador de entre sus piernas; boca abajo, de lado. Se retorcía del placer, cuando se tocaba con sus manos y sentía su coño tan mojado, todavía se ponía mas cachonda. Y se veía ahí, sobre el césped, entre ellos dos, sudados, con las luces de los focos sin perderse detalle e imaginando una corrida espectacular de Carlo sobre ellas dos. Odette llegó a lo más alto de su fantasía. Y ya entonces pudo relajarse.