Durante mucho tiempo la mayoría de la población ha estado dormida y ajena a lo que sucedía a nuestro alrededor. Este despertar que estamos viendo estas últimas semanas no es por casualidad, el paro, la explotación, las humillaciones recibidas por parte de la clase dirigente española y mundial, nos han hecho reaccionar y para mí es un orgullo participar encendiendo la chispa del cambio, un cambio que es nuestro deber que realicemos. Durante las movilizaciones de estos días, el país se ha llenado de pancartas con el lema “la revolución española”, y es cierto, esto puede convertirse en una revolución. Pero solo lo será si de verdad estudiamos y comprendemos el porqué de la situación actual en la que nos encontramos y atacamos sus causas. He visto y escuchado muchas propuestas que en principio están muy bien, como el cambio en la reforma electoral, en la banca y en la economía en general, pero no nos engañemos a nosotros mismos, esos problemas solo son la consecuencia del sistema en el que vivimos, el capitalismo. Ese capitalismo que durante generaciones se nos ha presentado como el paraíso en la tierra, con su desarrollo tecnológico y su consumo sin límites. No nos engañemos y que no lo hagan por más tiempo, el capitalismo representa lo peor de la humanidad, la degeneración de los valores, la corrupción, la explotación obrera, las guerras imperialistas y el sometimiento de otros pueblo al exilio, al hambre y la miseria. Tenemos que tener una cosa muy clara, no puede existir un capitalismo más verde, más democrático y más justo. Y en estos tiempo de crisis ha quedado más que demostrado que no se detendrán, ante nada ni nadie.
Compañeros y compañeras, vivimos en tiempos de revolución en todo el mundo, la clase dirigente ha empezado a atacarnos y vamos perdiendo por goleada. La clase trabajadora está siendo demasiado comprensiva, hasta los 2 grades sindicatos nos han abandonado, pero tenemos que responder, y eso se está empezando a ver ahora. Si de verdad queremos convertir esto en una revolución hay que atacar a las bases del capitalismo, que en nuestro país se recogen en la Constitución del 78 y en la entrada a la Unión Europeo. Esa constitución que no hizo más que dar falsas esperanzas a nuestros padres y que hizo que los mismo que tenían el poder económico y político, tras la dictadura lo siguieran manteniendo hasta nuestros días. Y esa unión que no representa la unión de los pueblo de Europa, representa la unión de las elites del continente en una estrategia común para explotarnos más y mejor. Los pueblos de Europa tenemos que estar unidos pero no bajo el control de la Unión Capitalista Europea, sino unidos en nuestra lucha contra ella, no nos une el Euro, nos une la esperanza de un cambio, la esperanza de que nuestro hijos no tengan que ver guettos a las entradas de las ciudades, ni ver como sus países bombardean civiles en nombre de los “Derechos Humanos”. Así que os invito a todos y todas a reflexionar sobre estas palabras y formaros políticamente para buscar una alternativa al sistema establecido.
Espero que esto continúe y no nos detengamos hasta conseguir nuestros objetivos. Compañeros y compañeras tenemos una gran responsabilidad en el pasado, el presente, pero sobre todo en el futuro.