Diario de una buena vecina
Doris Lessing
Ed. Santillana (Punto de lectura)
Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena.Ingmar Bergman
El INE (Instituto Nacional de Estadistica) publicaba a principios del año pasado el resultado de un estudio de esos a los que nos tiene acostumbrados en los últimos tiempos. Todos los periódicos nacionales se hacían eco de la noticia: “La población anciana se duplicará en España en los próximos 40 años”. Hecho curioso a la vez que alarmante, produce un extraño escalofrío en el lector de la prensa diaria. Un mundo repleto de ancianos. Seres encorvados con extrañas manías, incapaces de valerse por sí mismos y que cuentan hasta el último céntimo en la caja del supermercado. La pesadilla de todo moderno, de todo snob.
Doris Lessing es ya una anciana. La Premio Nobel de Literatura cumplirá en octubre 92 años. Siempre consciente de lo que era y en lo que se convertiría, la escritora británica aborda el tema de la vejez y la soledad en la novela de 1983 ‘Diario de una buena vecina’.
Janna es una periodista de mediana edad, subdirectora de una revista de moda. Aun atractiva y con éxito entre los hombres, Janna se enfrenta a los duros cambios que la vida le tiene preparados con el paso del tiempo. La viudedad, la enfermedad y posterior muerte de su madre, la soledad… Janna se encuentra sin quererlo en un punto de inflexión. Un día por casualidad encuentra a Maudie Fowler, una anciana cascarrabias y mal aseada hacia la que la protagonista profesa un sentimiento de lastima y cariño. Ambas mujeres, situadas en las antípodas la una de la otra, se convierten en compañeras y establecen un fuerte nexo de unión entre ellas.
Universo femenino y vejez
La historia que nos cuenta Lessing no es solo una moraleja sobre el paso del tiempo, la vejez y la soledad; si no que aborda el tema de la amistad y las relaciones entre mujeres. Todos los personajes significativos de la obra son mujeres y el hilo conductor de la historia es la relación que Janna establece con ellas: Janna como esposa, como amiga, como hija, como hermana, como cuidadora. Janna encarna a la mujer moderna que pasa por la vida de puntillas, rechazando aquello que le da miedo o simplemente no le gusta, y debido a ello, el sentimiento de vacío y culpabilidad que siente la empujan a una serie de situaciones que la conducen hacia Maudie.
Siguiendo con la perspectiva feminista, de la cual Lessing siempre se ha profesado defensora y activa militante, cabe destacar las historias entrelazadas que podemos encontrar en la obra. Lo que Janna nos cuenta lo hace en forma de diario. Todos y cada uno de los días que pasan desde que la periodista conoce a la anciana son narrados en primera persona. A su vez, los encuentros con Maudie no solo suponen todo un ritual de cuidados a la tercera edad, si no una mirada hacia atrás en el tiempo. Maudie una vez fue joven y vivió en la encorsetada época victoriana. Las narraciones de la vida pasada de la anciana en contraposición con la vida actual de Janna muestran dos formas de vivir y de ser mujer muy distintas.
La ligera prosa de Lessing no solo aborda el tema feminista en la novela si no que también, como tiene acostumbrados a sus lectores, trata los problemas sociales de una manera directa y contundente. Alrededor de la anciana Maudie hay una serie de elementos como la pobreza, el abandono y la soledad que ilustran la situación de la tercera edad contemporánea. La autora critica duramente a la sociedad y a los organismos de poder que permiten que el rechazo a la vejez esté legitimado.
Conociendo a Doris Lessing
‘Diario de una buena vecina’ es un cuento con moraleja para aquellos a quienes les apetezca algo de reflexión. Doris Lessing nunca deja indiferente a nadie.
Conocí la obra de Lessing con ‘La buena terrorista’, una mordaz crítica contra el Thathcherismo con fuerte presencia de elementos feministas, como es habitual en la escritora.
En 2007, con el recibimiento del Premio Nobel de Literatura, el nombre de Lessing volvió a sonar fuertemente en mi biblioteca personal. ‘Diario de una buena vecina’ fue una de las nuevas adquisiciones, y contra todo pronostico se ha convertido en uno de mis favoritos de la autora. La temática, sinceramente, no me era demasiado atractiva. La perspectiva de una mujer de éxito cuidando a una anciana no me seducía lo más mínimo. Mis prejuicios hacia la vejez me hacían intuir que la experiencia lectora iba a ser deprimente. Nada más lejos de la realidad. Triste, puede ser; pero moralizante y esperanzador también. Toda una lección de realidad, que de vez en cuando no viene mal.