Sábado 23 de abril de 2011, Día Internacional del Libro, y cuando ya nuestros títeres descansan en sus maletas, después de una exitosa gira para los colegios de la villa de Petrer; me siento a leer de nuevo el emotivo texto del “Diálogo del Poeta y Don Cristóbal”, de Federico García Lorca, recogido en 1ª edición de las “ Obras Completas” publicada por Aguilar en 1963, con prólogo de Jorge Guillén y epílogo de Vicente Alexandre. Para mi es una joya de libro, con sus tapas de cuero y sus letras de portada pintadas en color de oro, que guarda todo lo que escribió el genial Lorca, hasta están en él sus delicados dibujos y las partituras musicales de las canciones.
Escrito con la genialidad y la ternura del poeta, éste conversa con el muñeco Don Cristóbal, momentos antes de iniciarse la función de los Títeres de Cachiporra en el teatro Avenida de Buenos Aires, el 26 de marzo de 1934, junto a Manuel Fontanals.
El muñeco Don Cristóbal al iniciar el diálogo recuerda la primera vez que salió a escena “ fue en casa de este poeta ¿Te acuerdas Federico? ; era la primavera granadina , y el salón de tu casa estaba lleno de niños que decían : Los muñecos son de carnecilla, ¿ y cómo se quedan tan chicos y no crecen?” .
El insigne Manuel de Falla- prosigue en su diálogo el títere- tocaba el piano y allí se estrenó por 1ª vez en España ”La historia de un soldado” de Strawinski. Todavía recuerdo las caras sonrientes de los niños…”
A través del diálogo se defiende y valoriza el teatro de muñecos, cuando Federico ante las modestias de Don Cristóbal por hallarse en un gran teatro, éste responde:” Usted es un puntal del teatro, Don Cristóbal. Todo el teatro nace de usted. Hubo una vez un poeta en Inglaterra, que se llamaba Shakespeare, que hizo un personaje que se llamaba Falstaff, que es hijo suyo”.
En este breve texto está condensado todo el gran amor que Federico sentía por guiñol: “cuando sea viejo- le contestaba el poeta- me reuniré contigo para distraer a los niños que nunca estuvieron en el teatro”.
Estos días 18, 19 y 20 de abril mientras actuábamos para los niños/as con la versión que nuestra compañía ha preparado de la obra de Enric Valor i Vives “El jugador de Petrer”, dentro de la Campaña de Animación a la Lectura, que programa la Concejalía de Cultura; hemos podido apreciar el interés y el entusiasmo que sienten los niños/as, por los títeres. Algunos/as incluso al finalizar la representación, cuando salimos al escenario con nuestros títeres en la mano, se sorprendían al ver al titiritero que le da vida y nos preguntaban: “¿Pero ..el árbol habla de verdad? ¿ y el demonio? ¿y Pere Mestre?”
Los niños/as se identifican con los muñecos, y participan con ellos en el desarrollo de la historia, hasta tal punto como hemos podido comprobar, que al demonio pueden llegar abuchearlo con fuerza, cuando al final de la obra sale a escena para llevarse el alma de Pere Mestre.
Es la intensa capacidad para imaginar que vive en la mente de los niños/as, la que les permite sustraerse del mundo real, y disfrutar intensamente con los muñecos que hablan, ríen, lloran, y cantan. Que aparecen y desaparecen de la escena y hasta pueden dar cachiporrazos; hecho éste que provoca al instante sus risas y un gran alboroto en la sala. Pero los Títeres de Cachiporra son así, cuando la acción lo requiere, el títere busca la complicidad y la participación del público, y los niños/as siempre responden con entusiasmo.
Texto: Carmen Herrero Pardo. Imágenes: La Reserva, Servicios de Patrimonio Natural y Cultural, Coop. Email: titeresdelareserva@gmail.com