El Islam en Elda entre los siglos VIII y XIII

Los hamman o baños eran edificios públicos localizados en el interior de las medinas, como es el caso de Elche, pero desconocidos a fecha de hoy en la trama urbana eldense. Éstos también se localizaban en lugares de tránsito de viajeros o acceso a la población y lógicamente cercanos a los recursos hídricos, como podría darse el caso en la zona conocida como Al-Fawwara -Alfaguara-, que nos habla de un manantial de agua corriente localizado en la margen derecha del curso del Vinalopó (antigua fábrica de Hormas Aguado), en una zona transitoria de las rutas hacia Sax, Valencia, la Meseta y Monóvar-Murcia. Un principio a tener en cuenta es la existencia en esta zona de unos baños públicos hasta principios del siglo XX.

En un segundo período de taifas, tras las derrotas almorávides, la población de la aljama estará bajo la tutela del hayib -jefe representante del emir o el califa- Ibn Mardanish, conocido con el apodo de “el rey lobo”, desde 1145 a 1172 . Este férreo enemigo de los almohades (los unificadores) no podrá impedir que en el año cristiano de 1172 Murcia y Valencia caigan en manos de estos monjes guerreros norteafricanos, de origen bereber, adscribiéndose también así nuestra zona al dominio de “los unificadores del Islam”.

Necrópolis islámica en la ciudad de Kairouan (Túnez) (Archivo gráfico del autor).

Los almohades parecen ya ser los fundadores de la fortaleza erigida sobre una probable alquería o quizás atalaya defensiva (de la que se carece de datos a fechas actuales), como parece ocurrir también en Petrer, Novelda, Villena, Monóvar y Sax. Realizada con la técnica del tapial, poseía nueve torres y una gran plaza central, así como una cisterna (todavía hoy conservada ) de gran capacidad vinculada al abastecimiento en períodos de gran inseguridad o largos asedios. Era refugio de la población en caso de peligro y el lugar de residencia del alcaide o cadí -gobernador de la medina y juez en cuestiones jurídicoreligiosas-. Casas adosadas formarían un muro continuo que se complementaría con las defensas naturales del río y la propia elevación del establecimiento.

La construcción de la alcazaba va a cambiar el patrón de asentamiento seguido hasta el momento, realizándose a partir de ahora de forma concentrada y desde las faldas del edificio militar, originándose así un impulso urbano y demográfico en la Ella medieval, que destacará e su estructura social un predominio de las clases populares, compuestas de campesinos y artesanos islámicos, muladíes y judíos, éstos dedicados exclusivamente a las actividades comerciales. Habrá un jefe de guarnición, el sabih al-surta como jefe de policía en las medinas y se encargará de hacer cumplir las sentencias del cadí, y el sabih al-suq será el jefe del mercado y los gremios, apoyado por intendentes, -inspectores de pesas que regulaban las actividades mercantiles-. Los recaudadores de impuestos que tendrían que dar cuenta al amil -inspector de hacienda- terminan esta estructura ciudadana, en la que un consejo de ancianos haría las veces de jurado.

Se erigirá la mezquita aljama (principal) en las afueras del núcleo urbano, parece ser en lo que es la actual iglesia de Santa Ana, aunque un documento descubierto por el profesor Cabezuelo Pliego asegura la ubicación de una sinagoga también bajo advocación de la santa ya nombrada y que éste localiza en el templo actual, dato que hablaría de una población que alcanzaría el medio centenar de judíos, una cantidad superior de cristianos, ya que desde el último tercio del siglo XIII se conoce la creación de una capilla o pequeña iglesia dentro de la fortaleza bajo advocación de Santa María, y alrededor de ella se localizó una necrópolis el año 2002. Aunque el predominio musulmán será aplastante, con todo, se trataría de una población que no rebasaría los 2.000 habitantes. De los edificios de culto, solamente con la aparición de nuevos datos arqueológicos: cerámicas, testimonios epigráficos o numismáticos se podrá arrojar luz sobre sus originales emplazamientos.

Lo que sí es bien sabido es que alrededor de la mezquita principal se desarrollará el mercado o suq -zoco- a finales del siglo XII o principios del XIII, desconociéndose también la localización de la alhóndiga, que era el edificio público que disponía de dormitorios, establos y almacenes para los comerciantes forasteros y, a su vez, lugar de transacciones comerciales de compra-venta y distribución a los zocos. El hecho de que la villa se situara en lugar de paso hacia las rutas de Alicante, Valencia, la Meseta o Murcia podría indicar que Illa tuvo una. La aparición de alfares (zona actual de Gráficas Azorín) y un horno de cal (Placeta de las Parras) habla de cómo las tareas agrícolas se complementan con las artesanales y comerciales.

Los alarifes y sus técnicas de alicatado de azulejos florecerán en el siglo XIII, alcanzando su cénit en el conjunto de La Alhambra en el siglo XIV. Las calles, bien de tierra batida o de cantos unidos por argamasa, son sinuosas, estrechas, abiertas a placetas o terminadas en adarves que conformarían junto a los baños (sin documentar en la villa) parte de la trama urbana. Quizás donde mejor lo podemos apreciar es en la calle La Purísima o la Placeta de las Parras, aunque su trazado se conoce con certeza desde época de dominio cristiano. La posible ubicación de la mezquita aljama marcará al sureste uno de los límites de la villa, al este las confluencias de las calles Ricardo León con Dos de Mayo, al norte estaría el castillo, al oeste la mezquita vieja, al suroeste la confluencia entre las calles Gonzalo Sempere-El Huerto y al sur la Plaza de la Constitución, que delimitarían un pentágono con un lado irregular como trazado del asentamiento almohade.

Illa como posible iqlim -cada uno de los distritos menores en que estaban divididas las kûra– en este período corresponden a una ciudad administrativo financiera de tipo agrícola que contaba con una población importante o con fortaleza y varias alquerías de las que sí se ha documentado la perduración en la partida de Las Agualejas y Puente II hasta los siglos XIV y XV.

Mapa con las poblaciones pertenecientes a la Kûra de Tudmir (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).
Localización de los yacimientos islámicos en el término municipal de Elda (Archivo gráfico Museo Arqueológico de Elda).

Mundo funerario

Es muy poco conocido en el período del que tratamos. Cabe destacar las localizaciones al oeste de la villa. Los cuerpos eran lavados y perfumados con hierbas y ungüentos envolviéndose en tela sin hacer uso de ataúdes. Las cabezas se orientaban hacia el este, donde nació el profeta Mahomet (La Meca). En la villa, el oeste, coincidiría con la ya mencionada Puerta del Ángel y los datos de la aparición de restos óseos humanos citados por Alberto Navarro en la calle Independencia, junto al llamado “fossar de fuera” coincidente con Lamberto Amat y Tropas Gallegas, cerca del Melik antaño, podrían suponer una necrópolis desde finales del período almohade, aunque la poca o nula información arqueológica de esta zona (final calle San Roque-San José de Calasanz) sólo permiten afirmaciones hipotéticas En el Cerro de las Sepulturas, se documentaron tres enterramientos en cista islámicos con sus orientaciones pertinentes y sin ajuar. Quizás indicarían que, desde que se puebla esta zona en el siglo XI, la comunidad islámica ya enterraría aquí a sus difuntos. De nuevo, la falta de documentación impide asegurar asociaciones contemporáneas de necrópolis y hábitats en este punto. A partir de la batalla de las Navas de Tolosa (1212), los almohades comenzarán su declive con progresivas pérdidas de territorios y su total expulsión de la Península Ibérica. Este será el punto de inflexión, a partir del cual se inicia la importante reconquista de todo el territorio peninsular. Castellanos y aragoneses se dividirán la taifa de Murcia en 1244 por el Tratado de Almizra, donde nuestra población pasará a formar parte de la Corona de Castilla y recibirá la primera repoblación cristiana que no sobrepasaría los treinta hogares, como cita Joaquin Samper.

En 1264 se levantaron los mudéjares del Reino de Murcia, siendo sofocadas estas rebeliones por Jaime I de Aragón. Primero en Villena y, posteriormente, acampando a las afueras de Elda, donde recibirá las súplicas de los representantes de la aljama y el municipio volverá a manos castellanas.

Por el Tratado de Torrellas de 1304, la villa pasará a formar parte de la Corona de Aragón. Ya en el siglo XIV, Dª Violante de Bar convirtió la mezquita vieja en la iglesia de Santa Catalina, que posteriormente se advocará en honor a San Antón, mientras la sinagoga afuncional, desde la expulsión de los judíos en 1492, se dedicaría al culto islámico hasta la conversión obligada por Carlos V de todos los musulmanes del reino de Valencia y de todos los edificios de culto islámico al credo católico en el año 1525.

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