¡Como veréis, me atrevo con todo! El tema urbanismo es muy complicado y hay que estar instruido en la materia para opinar con todas las de la ley, pero ya digo que yo, que francamente no poseo ese conocimiento en profundidad, me voy a permitir unas reflexiones sobre el “casco centro” (de Gabriel Payá para arriba) en el que yo vivo dese hace muchas décadas. Quizá, al vivir aquí tanto tiempo, puedo aportar algo al tema desde la experiencia… Por ejemplo, la remodelación que se hizo en la calle José Perseguer, con ese ensanchamiento tan antiestético delante del banco, ¿para qué? ¿Con qué objeto se hizo aquel ensanche? ¿Para colocar mejor la tribuna durante las Fiestas de Moros? Lo que yo he podido ver, debido a la gran cantidad de años que voy almacenando, es que la colocación de la Tribuna, ocupada por las autoridades y los demás invitados, en efecto queda perfectamente instalada, pero resulta que la calle queda estrecha cuando pasa la música debido a la “panza” que le hicieron. Además, hay un aparcamiento que se supone que es para ‘minusválidos’, ‘coches oficiales’ y ‘carga y descarga’ y sinceramente aparca todos los días a todas horas todo hijo de vecino. Si nos pasamos las normas por el forro (y lo hacemos), podemos pensar como el ciego del lazarillo: si esto ocurre es porque la policía hace la vista gorda, lo que nos lleva a pensar que ellos ‘entienden’ la falta de aparcamiento de la zona y dejan hacer. El aparcamiento detrás del Hogar del Pensionista, por cierto, siempre tiene plazas libres, pero supongo, claro, que no es tan cómodo como dejar el coche allí. La doble fila de coches también la veo a diario.

Es por ello que, si por urbanismo entendemos la regulación, buscando la armonía, del espacio social, a veces aún siendo legos en teoría, los habitantes estamos versados en la práctica y tenemos derecho a opinar. Creo, entonces, que el urbanismo ha de buscar la mejora de la calidad de vida de los vecinos y los que sabemos cómo podríamos vivir mejor somos nosotros. En la zona del casco centro no se mira por los vecinos. Os pongo otro ejemplo: si los negocios de la zona van a menos, con la irrupción de la zona de la Frontera y los negocios y cafeterías de la Avda. del Mediterráneo –la milla de oro de la localidad-, y no se hace nada por reactivarla, nuestros políticos y técnicos deben saber que aquí quedaremos los que ya estábamos, y que los años van pasando, así que no es de recibo, por ejemplo, las pequeñas aceras de la calle José Perseguer. Aquí nos concentramos muchas personas mayores, y si vamos dos por la acera, y alguna tiene una ligera minusvalía, ya no podemos pasar juntas (supongo que alguno también dirá “que se queden en sa casa”). Esa clase de actuación sí que nos haría la vida más fácil a los que aquí vivimos.

Supongo que va siendo hora de que los vecinos aportemos cosas, porque si no vemos como todo se dilata, y las zonas se van degradando sin que nadie tome medidas ni surjan ideas. ¿Qué va a pasar con el antiguo colegio del Primo de Rivera? Ya ha pasado tiempo desde que está desocupado, y se ha convertido en un miniparques pero sin mucho aliciente. ¿Y para cuándo la cafetería del parque 9 de Octubre? ¿Y con los terrenos de Luvi, hasta cuándo va a estar eso así? Es cierto que estamos pasando una etapa muy difícil, pero estos asuntos pendientes llevan años arrastrándose, mientras que la zona va en progresivo estancamiento y deterioro. Quizá esta zona vuelva un día a tener nueva vida y nueva energía, haya movimiento y economía próspera, pero muchos ya no lo veremos.

Porque, repito, ¿os habéis dado cuenta de la cantidad de personas mayores que vivimos en esta zona? Yo, con un poco de tiempo, os decía los nombres de todos los que somos, que estamos viendo como nuestro tiempo languidece como lo hace nuestro barrio. Hasta la gente entra hoy a los bancos de la zona con cara triste… A veces parece que la gente mayor le pida al estado, o a la entidad municipal correspondiente, un esfuerzo que no puede hacer, así que a veces pienso que para que esto cambie -la zona- ha de dejar atrás a sus más fieles moradores y que entre gente joven con ganas y dinamismo de cambiar las cosas. Supongo que toda generación tiene sus mitos, sus referentes y también sus lugares, y de la mía (y de la de otras vecinos de aquí) ya no queda nadie en pie, ni nuestros mitos, ni nuestros referentes, ni nuestros lugares. Sólo quedamos nosotros… Un fuerte abrazo a todos los años que habitamos en este Casco Centro.