Escritos de un joven indecente (XLVIII): Una llamada de 3 minutos desde Bolivia

Sin título-1
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Tres meses sin escuchar
esa voz:

«No tengo mucho tiempo,
esto es muy caro.
Escucha,
que no te llame
o no te escriba
no significa
que no me acuerde de ti.
Tengo aquí
una botella de ron
y la nostalgia
ha podido
conmigo.
¿Cómo estás?
….
Escúchame,
no importa NADA.
Te quiero muchísimo, Pablo».

No hicieron falta más palabras:

Abril se acerca
como una tormenta
NEGRA;
galopando
por el horizonte
infranqueable
de las dudas
y los MIEDOS
y los daños:
PASADO
presente
FUTURO…

Las LÁGRIMAS
inevitables,
estaciones
de trenes
y aviones…
viajes
que no empiezan,
lugares
donde no se vuelve.

La saliva
ESTRANGULARÁ
las gargantas,
los adioses
MATARÁN
a los AMANTES
y santiguarán
a los VALIENTES
mientras mortales
se inmiscuyen
en asuntos
de INMORTALES.

Las MUJERES
inalcanzables,
los hombres
que pierden
y asumen
su derrota…
y no luchan
y se queman
por dentro,
llenos de rabia
y MUERTE.

La hoguera,
que es la VIDA,
se bate
entre
SER
brasas candentes
que REAVIVAN
o CENIZA.

Polvo,
suspiro gris
y después
NADA.

Toda MUJER
que se acerque
a mí
arderá
conmigo
«en el infierno
de mi interior»
y sólo así
la JUSTICIA
será justa
y merecida.

«Un clavo
saca otro clavo»,
rezan los absurdos…
No saben que un clavo
SIEMPRE
tiene una punta
con la que pincharte,
y que quien no se cura
clavando cuatro
termina por crucificarse.

Que vengan a mí
aquellas que quieran
descolgarme.
No pido
SALVACIÓN,
ni dolores,
ni calvarios…
ni heridas
que tarden
en cicatrizar,

sólo PATRIA
para mí CUERPO,
y pasión,
sinceridad y SEXO
en mí POESÍA.

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