El chico de la biblioteca

Esta semana, en un intento de recuperar la emoción en mi vida sexual (tanta abstinencia no es buena), me decidí por echarle el lazo a un tío que desde hacía un tiempo me desconcentraba de mis horas de estudio en la biblioteca.El tipo era una mezcla entre Jesucristo y el Águila Roja: ya sabéis, el típico hippie melenudo sucio-limpio, con aires de indiferencia y mirada profunda. Mi salvador. No es por despreciar a los calvos, cada uno tiene lo suyo para cada momento. Pero este tipo de tíos, me vuelven loquita.

El caso, que un día cualquiera me decido; me acerco a su mesa con un papelito en mi mano, en el que está mi nombre y número de teléfono; “Perdona, esto es para ti” , le dije, con el mismo tono de voz que utilizan las encantadoras chicas de las líneas eróticas, seguido de una de mis mejores sonrisas picaronas. El tipo me sonrió y aceptó el papelito. No le di tiempo a más, al medio segundo me di la vuelta y salí de la biblioteca antes de que fuesen mis nervios los que saliesen por mi boca y rompiesen todo el encanto del momento, pues todos los días no le doy mi número de teléfono a las cinco de la tarde a un desconocido para que me folle,  con 16 años, tal vez sí lo hiciese a veces, pero ahora, no. Aunque pensándolo mejor…tal vez no esté tan mal emplear estas tácticas de ligue, pues sólo por la cara que se le ha quedado al tipo y el subidón que me ha dado a mí, merece la pena.

Al cabo de unas horas la luz de mi móvil parpadeaba con un mensaje de un teléfono desconocido; “¿Un cigarrito en la puerta de la biblio y charlamos?” Decidida a charlar, lo justo, allá que voy.

Primer encuentro:

Hablamos, sólo hablamos; sus estudios, su vida, sus intereses, bla, bla… Me parece encantador, y tiene una mirada…ainsss ¡que mirada! ¿y sus labios? Oohhh, me estoy derritiendo a pesar del frío que hace ¡Quiero que me toque, que me bese! Con la excusa de que hace frío le invito a subir a mi casa. El chico, se ve que tiene ganas de hablar, y sigue hablando, ahora en mi sofá. Me parece muy interesante lo que habla, pero en estos momentos en el que se me nubla la vista y mis oídos se ensordecen de lo excitada que estoy, sólo quiero que me meta la lengua en mi boca, y su pene hasta la garganta, pero desde los labios de abajo. Pero no le digo nada, por vergüenza o por inseguridad (demasiado tiempo sin follar no es bueno) y no hago nada. Y el chico se marcha. “Nos volveremos a ver”, me dice, “he estado muy a gusto”, añade.Yo pensé que quizás el chico necesitaba una toma de contacto verbal antes de acostarse con una tía. Y claro, asegurarse de que no soy una pirada que va dando su número de teléfono al diestro y siniestro para follar.

A los pocos días hice una reunión de Tapersex en casa, fue muy divertida, salvo por un spray que nos dieron a probar para verificar su efecto, el cual había que aplicárselo en el
clítoris, y claro…todas las convocadas a la reunión tienen pareja, pero yo, no, de ahí que no fuese tan divertida la reunión. ¿Quién me va a calmar ahora los efectos de éste spray del diablo, que de nada nos sirve a las solteras, pues bastante cachondas andamos todos los días? Cuando me despido de la reunión, excitadísima, no me lo pienso dos veces y llamo al chico de la biblioteca, a ver si le apetece “charrar”. Él encantado acepta y a la media hora aparece en mi salón.

Segundo encuentro

Yo no quería parecer desesperada, y le dejaba hablar, otra vez. Pensé que quizás el chico era tímido y que no sólo le bastaba con que le haya dado mi teléfono en un papel como señal de “¡Hola! quiero follarte”. Entonces como no quería que ésta vez se me escapase de nuevo la oportunidad por el miedo y la inseguridad, le pedí que me besase. ¡Se quedó blanco!, como si le hubiese dado una hostia en lugar de pedirle un beso. Esta reacción me descolocó tanto, que lo único que pasaba por mi mente era “¿Y por qué estás aquí, en mi sofá, a las 11 de la noche, si no es para echarme un polvo y más después de mi paripé con el papelito en la biblioteca?”Pero no dije nada.

El tipo agobiadísimo y por lo visto acojonadísimo, se levantó de un blinco del sofá, tan rápido quiso salir por la puerta que se tropezó con el cable de la estufa y casi se estampa contra la pared del recibidor para salir huyendo de mi (por lo visto) acoso. El efecto del spray se me pasó en el acto. Me pareció tan desconcertante… ¿pero qué esperaba éste chico? ¿qué se pensaba, que lo del numerito de la biblioteca era para hacer amigos? Yo no entiendo nada… ¿no se supone que son los tíos los que están pensando siempre en lo ÚNICO?

Los tiempos están cambiando…

 

¿Quién es Odette?

Ilustración de Abel.

Odette es una mujer joven e independiente, trabaja en lo que puede para pagarse su hipoteca, pues la crisis también le afecta. Y en su largo tiempo libre intenta desenredar los temas relacionados en el comportamiento de las personas en las relaciones, ya sean de sexo o pareja, desde su propia experiencia y los que la rodean.Odette no es psicóloga, ni sexóloga, ni nada que acabe en –óloga.Odette tiene mucho humor y una mente muy abierta, quizás por esto siempre se está rayando queriendo comprender.En esta nueva sección, Odette compartirá sus experiencias y reflexiones con vosotros para que así podáis dar vuestra propia opinión.

Dejarle vuestros comentarios y vuestras propias experiencias, siempre que os apetezca. Si queréis también podéis contarle vuestras cosas en esta dirección:lacabecitadeodette_@hotmail.com.

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