El mundo de la danza española tiene una gran representante en la población, Cayetana Ferrández. No ya por el fulgor de su talento para el baile, sino por su espíritu emprendedor y expansivo, buscando siempre compartir su pasión con nuevos públicos y aportar su marca artística, y que ha cristalizado, por ejemplo, en la creación de una Escuela de Danza y una Compañía de Danza Española que llevan su mismo nombre. Hitos que llevan detrás incontables horas de trabajo y que sólo son la punta del iceberg de un currículum jalonado con docenas de actuaciones, montajes y desfiles. “Una ha de ser bailarina, coreógrafa, empresaria, comunicadora…”, ríe Cayetana. Además, por su puesto, de seguir formándose, en flamenco y sevillanas o “en heels o afrodance, que últimamente me gustan mucho”, en un ciclo tan infinito (“long life learning”, dicen en el mundo anglosajón) como su mente curiosa y abierta.
Todo parece a su alcance, pero, alimentada de una energía desbordante y de una pasión que la acompaña desde que abriera sus ojos al mundo. “Bailar es mi vida, siempre lo he hecho”, se arranca, para luego llevarnos a sus primeros recuerdos en el Estudio de Danza de Dori Andreu, pionera y maestra de maestros. “Como ahora me traen a mí las madres a sus hijas o hijos, mis padres me llevaron con Dori porque era muy ‘bailonga’. Allí estuve desde los cuatro hasta prácticamente los 18 años. Fue una etapa inspiradora, y tras el instituto tenía claro que esto sería mi profesión”. La siguiente etapa fue en el Conservatorio Profesional de Danza José Espardero y tras ella pasó al Conservatorio Superior de Danza de Alicante, donde se especializó en pedagogía y coreografía. Después de toda esta experiencia (además ya estaba trabajando como profesora de danza en Caudete y Elche), era casi natural que su propia Escuela de Danza viera la luz. “Después de estar en varios sitios dando clase, mi madre me convenció para que lo hiciera aquí, en Petrer, mi pueblo. Tenía 24 años y me tiré un poco al ruedo”, confiesa Cayetana, “pensando que siempre me podía ir a Madrid y seguir mi camino como bailarina. Pero lo cierto es tuvo apoyo y funcionó muy bien desde el principio.”
Actuaciones en teatros, festivales o en el Benidorm Palace, colaboración en videoclips de artistas con sonido muy variado, apariciones regulares en el Tablao de Alicante, montajes cerrados para comparsas de Moros y Cristianos en varias poblaciones… A principios de 2019, a Cayetana le faltaban horas al día. Pero he aquí que uno propone y la vida dispone: la pandemia se alzó en uno de sus momentos más dulces, y como en el resto del sector cultural, ha dejado una profunda huella. Negativa, por si hacen falta más señas: “todo se paró, y muchas actuaciones y proyectos se quedaron en el aire. Ha sido y está siendo duro en todos los sentidos, y creo que la administración pública nos ha dejado bastante desatendidos”. Pese a todo, Cayetana ha redoblado la apuesta y la escuela ha renovado salas y tiene nuevos profesores y nuevos estilos de baile. También durante este aciago largo ciclo pandémico, Cayetana ha sido reconocida como Artista Profesional por la Generalitat Valenciana y el Instituto de Cultura y ha creado la Compañía de Danza Española, con 8 bailarines, todos con formación de conservatorio en danza española. “Crear la compañía es también una forma de ayudar a los compañeros y de poder llegar a muchos más sitios”. En la parte musical, la compañía también anda cubierta con cantaor, guitarrista y caja; en total 11 componentes, todos de primerísimo nivel. Bajo el nombre de “Suite Española”, su primer espectáculo “consta de una primera parte de danza estilizada, en el que trabajaremos a Manuel Falla, Albéniz y otros clásicos nacionales, con un repertorio alegre. La segunda parte se centra en el flamenco”.
Si la danza es la temática, Cayetana es pasional también en su conversación. Sobre lo vivido, que es mucho, como aquel año que pasó dando clases en Asprodis, y que tan “gratificante” le resultó, o sobre las nuevas clases que está recibiendo de Vero Mejías, de las que está “aprendiendo mucho”. Y sobre lo que vivirá, proyectando nuevas ideas y planteándose nuevas metas. Y en efecto, uno no puede dejar de percibir que es mucho más el camino que le queda por recorrer, y que los logros de hoy palidecerán con los del mañana. Bajo su mirada clara, la salvaje aceptación de que no hay otro camino. “Vivo como bailo”, pues: hermoso verso vital.
Respeto tu vocación y que sea tu modo de ganarte la vida pero respeta tu a tus vecinos y busca un local insonorizado y con su licencia para tal actividad,las normas sanitarias de precaución ante el covid en interiores que ya bastante gente ha tenido que pasarlo mal ó peor.