El escritor del alma: Víctor Manuel Muñoz Calero

En lo alto de un pueblecito del interior de China vive un viejo sabio, llamado Shenpo, reconocido en la región por sus artes adivinatorias. Hastiado de sus problemas y del sufrimiento que lleva a sus espaldas, casi como último recurso, acude a él un joven occidental, que, tras un tiempo con el extraño anciano, repensará su mundo en su compañía y hallará nuevas razones para vivir.

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Portada de «Pescadores de sueños».

A pesar de catalogarse como fábula moral, no se equivoquen: «Pescadores de sueños», cuarto libro del petrerí Víctor Manuel Muñoz Calero, narra una historia absolutamente cierta. La suya: «Cuando acabé de escribirlo, me planteé si debía publicarlo, aunque no siento vergüenza de contar cómo he sufrido o cómo me he sentido… Pero me di cuenta de que me había desnudado demasiado y tenía pudor y la duda de si debía hacerlo público», cuenta Víctor.

Ha tardado, de hecho, en dar el paso, pues, aunque es el cuarto libro cronológicamente por su publicación, es el primero que anidó en su alma, la narración de la vivencia que le cambió y le puso en el mundillo literario:  «En una época de mi vida empiezan a pasarme cosas no muy agradables», relata,  «y me caigo en un pozo de tal manera que, para reinventarme  o no sabiendo qué hacer, decido que me voy a vivir a China.Y fue un cambio radical en todo, en mis creencias, motivaciones, etc… El viaje me cambió la vida y es lo que cuento en este libro, ese momento donde todo cambia. En él trato de recopilar la filosofía que aprendí allí que me ayudó a recuperar mi autoestima y mis ganas de seguir soñando. En este viaje, además», prosigue, «hice algo que siempre había querido pero no me atrevía: ayudar a la gente. Así, empecé a acercarme a las personas, a escucharlas, a aconsejarlas, sintiendo que tenía la capacidad de ayudarlas. Al final, las personas a las que me acerqué, comenzaron a decirme: «¿por qué no escribes?» Y así nació en mí esta inquietud por la escritura».

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Víctor aprovechó su última estancia en la localidad para hacernos una visita en la redacción y hablarnos de presente, pasado y futuro. Sobre este último, reseñar que no sólo de ensayos vive el hombre, y Víctor ya tiene escrito una novela de intriga de la que se siente muy orgulloso y que dentro de poco intentará publicar. «Todavía no, pues la gente me tiene identificada como escritor de autoayuda, yo mismo me estoy asentando, y un giro así podría descolocar». Víctor, por cierto, rechaza el término autoayuda: «Prefiero ‘desarrollo personal’, como lo llaman en América, creo que es más ajustado».

«Pescadores de sueños» se presentó en la localidad hace un par de meses, aprovechando la presencia en la localidad de Víctor, que pasa casi todo el año viajando por el mundo. «Acabo antes diciéndote los países que no conozco que en los que he estado», confiesa, «prácticamente conozco toda Europa y América, y gran parte de Asia». Anticipando la crisis, la empresa de maquinaria de la familia Muñoz asumió que en España no había futuro y comenzó a buscar una salida internacional; Víctor ha protagonizado gran cantidad de esos viajes de negocios, lo que le ha valido para apuntalar una filosofía vital aplicable en casi cualquier cultura: «No he tenido tiempo de ver a fondo las ciudades que visitaba, pero sí de conocer a las personas. Y los problemas que tienen las personas son los mismos aquí y allí, son muy comunes».

Así , la filosofía que Víctor impregna a sus obras (además de la ya mencionada, y por orden de aparición: «Tú puedes dialogar con la esperanza», «Dialogando cuando el sol no brilla» y «Disfruta la vida, ¡empieza hoy!», cada una publicada con una editorial distinta) rezuma la humildad de quien se sabe pequeño en el mundo: «el sufrimiento es inherente a la vida, porque hay muchas cosas que suceden que escapan de nuestro control», sintetiza. «En occidente no estamos educados para afrontar el sufrimiento, y hay que aprender a enfocarlo. Mucha gente, por ejemplo, me pregunta si soy optimista y no lo soy, no creo que ser positivo sea la base para superar el sufrimiento, pues este es consustancial a la existencia. El sufrimiento, pues, es una forma que tenemos emocionalmente para avanzar: la vida te está pidiendo, cuando sufres, que hagas algo, que cambies tu perspectiva, que actúes…»

Sus reflexiones han ayudado a mucha gente, verdadero motor que impulsa a Víctor a escribir, y ya han cruzado el charco: su tercer libro, «Disfruta la vida, ¡empieza hoy!», lleva vendidos casi cuatro mil ejemplares en México. La carrera de Víctor la lleva una agencia literaria especializada en libros de autoayuda -Zarana, afincada en Barcelona-, desde hace varios años: «Creo que es la mejor opción para el autor novel», explica el petrerense, de 37 años, «porque ahora, por la crisis, las editoriales han abandonado al autor medio y sólo emplean recursos para los grandes autores y el bestseller». De la experiencia de publicar cuatro libros, y aunando su pasión por ayudar, ha acabado cristalizando un blog donde ofrece consejos y orienta a los jóvenes autores a la hora de entrar en el mundo editorial, desde cómo se deben presentar los trabajos hasta cómo perseverar tras un revés. «Me recomendaron que lo escribiera como un seudónimo y así lo hice, porque hay profesionales que cobran por las indicaciones que ofrezco gratis en la web. Incluso el público, el lector, desconfiaba, así que me vi obligado a escribir por qué lo hacía». Esto fue lo que Víctor escribió:

«Antes de nada, quiero decir que entiendo la desconfianza y no me molesta. Es más, deben proteger sus obras como lo que son; verdaderos tesoros. También entiendo la desconfianza porque yo también sufro este mundo y no es habitual encontrar personas dispuestas a ayudar por nada. Más sin embargo, yo soy uno de esos locos que creemos en la utópica idea de que aportando nuestro granito de arena, en la satisfacción por el bien ajeno, conseguimos un mundo mejor.  Un mundo donde todos nos ayudamos en vez de competir. Yo me sentí muy solo en el esfuerzo por publicar mis obras y me sigo sintiendo. Y como se muy bien lo que es, no deseo que otras personas se sientan del mismo modo. Lo que aprendí, lo que pueda ofrecerles —con más o menos acierto— y servirles de ayuda, es suyo. Solo pregúntenme o pídanmelo«.

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Las cuatro obras publicadas de Víctor. «Disfruta la vida, ¡empieza hoy!» sólo está disponible en México.

No es su único proyecto altruista en las redes, pues colabora con otro blog que trata de ayudar a personas con depresión y/o ideas suicidas. Para Víctor, todo sirve a un mismo fin y todo se retroalimenta. No en vano, su próximo ensayo, que ya tiene prácticamente acabado («aunque hay que dejarlo reposar antes de pensar en publicarlo») se titulará ‘Pastillas para dormir’ «porque una persona me comentó que escribió en el buscador ‘pastillas para suicidarse’ y, de alguna manera,  acabó en un artículo que había publicado en ese blog. Tras leérselo, me escribió para darme las gracias y confesarme la gran tontería en la que estaba pensando… Es decir, puedes hacer tanto bien, ayudar a tanta gente, con tan poco, a veces simplemente escuchando… Escribe mucha gente a este blog y esto me ha permitido sumar más experiencias de personas con problemas, cómo piensan, etc. Para mí, pues, todo este feedback es un estímulo para seguir escribiendo y una oportunidad para poner en práctica lo que cuento en mis libros, cuál es su efectividad».

Siempre humilde y dispuesto a seguir aprendiendo, Víctor ha devuelto con creces a otras personas deprimidas y atormentadas la ayuda que recibió de Shenpo cuando él mismo se encontraba en ese pozo. Él no es un adivino, como tampoco lo era Shenpo: «Me mostró algo más valioso que una predicción, me mostró cómo construir el futuro con la mentalidad adecuada. A veces, todo lo que necesitamos es un poco de ayuda…»

 

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