* Artículo extraído de Festa 1991
Francisco Bernabeu Francés, más conocido en nuestro pueblo por «Francisquet» cumplió el pasado 29 de enero la edad de 79 años, y desde hace cuarenta y dos, vive en la populosa ciudad de Elche. Su esposa Carmen Amorós, su hija Gloria junto con su yerno y nietos son su compañía, compartida con un cariñoso perro y un gato que hace acrobacias entre los sillones de la casa en la calle Hernández Selva n.° 33. Su morada es modesta como él mismo, pero el visitante siente al penetrar en ella, un cálido aroma familiar y hospitalario muy propio de la gente de nuestro pueblo; del mismo modo que presentimos encontrarnos en un terreno de embajada en las fértiles tierras de palmerales. Sus dibujos y sus escritos, desde hace años, se han convertido, también, en compañeros inseparables de este «cronista» de gruesas gafas y mechones blancos. Una reciente operación de cataratas, le ha obligado a disminuir sus innumerables horas de trabajo empleadas en plasmar con sus lápices y colores sus recuerdos de aquel Petrer que conoció, como conoce la palma de su mano; su trabajo de antaño como electricista del municipio le obligaba a recorrer calles y rincones, instalando o sustituyendo aquellas bombillas que de niños nos servían de tiro al blanco, o que novios, antes de aquellos besos y abrazos furtivos destrozaban, para no ser vistos y censurados.
Un buen día del año 1977 nuestro «cronista» leyó en las páginas de un programa de fiestas de mayo, que ya no existía dibujo alguno o fotografía de la hoy desaparecida Cruz Cubierta o Creu de Mollá. «Francisquet», amigo de nuestro desaparecido poeta Paco Mollá, se presentó en su casa y obsequió a éste con un pequeño cuadro que contenía un dibujo con todo detalle de aquella Cruz, que décadas anteriores había levantado el abuelo del poeta, como agradecimiento al Altísimo por haber podido salvar unos ahorros del pillaje y saqueo que las tropas francesas realizaron en nuestro pueblo. Conviene recordar ahora, que el también hoy desaparecido y gran pintor Gabriel Poveda, se sirvió de este dibujo, para plasmar en sus maravillosos óleos «La Creu Coberta» salvándola para siempre del olvido.
Desde aquel ya lejano 1977 han transcurrido catorce años y no ha pasado día sin que Francisco Bernabeu haya dejado de sumergirse para explorar en su portentosa memoria y así poder inmortalizar en sus escritos y dibujos aquel Petrer de su infancia y juventud, nuestro querido pueblo de antaño, sus calles, sus casas, salvándolas del imparable deterioro e inexorable progreso que destruye nuestras señas de identidad y memoria colectiva. Para que esto no sucediese nuestro poeta Paco Mollá le animó en varias ocasiones a continuar trabajando, a rebuscar en sus recuerdos que como pozo inagotable mana de su memoria y sus manos para satisfacción, deleite y orgullo de todos sus paisanos.
En un fragmento de una carta dirigida a «Francisquet» por el poeta podemos leer lo siguiente: «… Sólo tú has tenido lo inspiración de hacer estos cuidados trabajos, que pueden perpetuar el Petrer —siempre transformándose, como todo— de una época nostálgica para los amantes de las cosas bellas por delicadas; hermosas como el sueño de nuestra infancia…».
Entrando en el interior de la persona de «Francisquet» y si nos preguntamos qué fuerza oculta le impulsa a seguir y seguir trabajando sin apenas descanso, encontramos como respuesta primaria, su gran cariño por el pueblo que lo vio nacer, su aprecio por sus moradores y por las casas que habitaban, por sus tradiciones y costumbres. Todo ello desde la nostalgia que produce esa distancia, impuesta por la necesidad de ganarse la vida con su trabajo de técnico electricista, en aquellos años de posguerra, en los que el pan escaseaba y la dureza de la existencia obligaba a cualquier persona a no dejar pasar oportunidades de trabajo, aunque con ello se produjera un desgarro, por la separación de su tierra y sus gentes.
Juntando AMOR-DISTANCIA-NOSTALGIA como si de una ecuación se tratase, el resultado que consigue con sus dibujos y escritos es el de rescatar, traer para sí y para todos, aquello que está lejos, y este resultado casi mágico que consigue «Francisquet» con sus escritos quizás lo aprendió sin darse apenas cuenta, cuando de niño, escribiera con sus primeras letras una carta a su padre —al que no conocía por haber marchado en busca de trabajo a Francia— en espera de una respuesta. Resulta difícil imaginar cuál sería la reacción de alegría y turbación de aquel niño, al comprobar que el resultado de su escrito fuese el retorno de su padre, la presencia real y física a su lado de la que ya no los separaría más que la muerte.
Francisquet li enviava cada any un «quadernet » amb dibuixos amb el seu corresdponent peu. Era una delicia llegir els cometaris que a mode de peu hi havia escrit en cada un dels dibuixos. Gràcies a élls em vaig assabentar de molts topònims de Petrer. Aquells quaderns finalment i per voluntat del meu pare va ésser donats a la Biblioteca Pública Municipal de Petrer. Crec que és el millor lloc on poden estar. Paga la pena mirar i llegir aquélls quadernets.
salut Bonifaci
Soy la nieta de Francisco Bernabéu Francés me gustaría que me mandaron toda la información sobre mi abuelo porque me parece muy interesante