Aunque turbado por el momento que estaba viviendo, le vi feliz. Sus pequeños ojos brillaban por la emoción y no era el único. En la calle nos habíamos congregado para el histórico acto, autoridades, montañeros y amigos. Daniel pronunció unas palabras sobre la calle y su historia y naturalmente agradeció el honor que estaba recibiendo.

Pensé que estaría bien plasmar una breve cronología y algunos detalles sobre la concesión de este reconocimiento municipal, y lo más principal, glosar, aunque sea mínimamente, la figura y obra de este genial hombre al que no hace mucho, pregunté sus preferencias a grabar en la placa de su calle; naturalmente yo me refería a profesión, algún cargo ostentado, etc. No me dejó acabar.

__ ¡Montañero! __Me dijo, y así quedará para la posteridad: Calle del Montañero Daniel Esteve Poveda. No hace falta que diga la alegría que sentí, pues por primera vez en Elda, el montañismo quedaba reflejado en su callejero; además, en uno de sus personajes pioneros. Creo que ya era hora pues, desde hace mucho, nuestro montañismo ha venido poniendo el nombre de Elda en la toponimia de muchos lugares de la tierra (Espolón eldense, en el Atlas, Pico Elda en el Pamir, etc.) sin haber sido, hasta el momento, correspondido.

Volviendo al acto vivido, diré que su cronología se inicia en enero del 2002, cuando la A.M.F.I. publica un artículo en Valle de Elda y poco después esta sociedad y el Club Alpino Eldense solicitan por carta a la corporación municipal que se diera el nombre de Daniel a una calle de nuestra ciudad, en reconocimiento a su dedicación en favor de la cultura, el deporte y la sociedad. Esperábamos que el CEE fuera la tercera sociedad en adherirse a la petición _era lo lógico, siendo Daniel su presidente de honor_ pero no fue así y parece ser que eso paralizó en la alcaldía las otras peticiones.

En Octubre de 2007, estando inminente la presentación del libro Daniel Esteve, el hombre y la montaña, una biografía de Daniel en la que colaboré activamente, el Grupo Literario Dahellos, promotor de la citada edición, se puso en contacto con A.M.F.I. y con el Alpino para reactivar la solicitud. Se lo propusimos también a diversas entidades deportivas, culturales y sociales de Elda que se sumaron a la petición (estoy seguro que pudieron ser más, de habérselo pedido).

Pero esta segunda vez, ya no se lo propusimos al CEE por razones obvias. Si la anterior, en lugar de apoyar la petición, la habían paralizado, era claro que tampoco lo apoyarían estando en elecciones a presidente. Tengo que decir que, a posteriori, se manifestó la adhesión del Centro, como no podía ser de otra manera, ya que nunca entendí aquella “obstrucción”. También diré que para entonces ya no hacía falta, habiéndose obtenido el compromiso de don José Francisco Mateos, concejal de cultura, durante el acto citado, con la entrega a Daniel de una réplica de la placa.

Si se analiza la lista de las 16 entidades solicitantes, se verá que representan a una gran mayoría de los ciudadanos. Efectivamente, pocas veces en Elda se habrá otorgado esta distinción, a petición de un grupo tan amplio de ciudadanos.

En enero de 2010 se acuerda en sesión plenaria la concesión de la calle y finalmente, este sábado, 22 de mayo de 2010 se descubrieron las dos placas que dejan constancia del reconocimiento a esta gran persona, que el miércoles siguiente ha cumplido 92 primaveras y sigue apoyando con sus  artículos en favor de su Centro Excursionista Eldense y por ende, del montañismo en general, la pasión de su vida. ¡Felicidades por partida doble, Daniel!

Pero hemos de felicitarnos todos, por la suerte de haber podido contar con un ciudadano tan capaz, que supo afrontar con nobleza, generosidad y visión de futuro, los retos entonces “invisibles” de una sociedad industrializada, que demandaba avanzar en campos que eran inexistentes en el deporte y la cultura local. El progreso de nuestro pueblo, con respecto a muchos otros, quedó tan patente, como increíble. Hoy es fácil hablar de cualquier deporte o de sus instalaciones deportivas, pero conviene recordar que en aquellos años la inmensa mayoría de los jóvenes eldenses, sólo sabíamos de ellas en los periódicos o, como mucho, desde detrás de las vallas de sociedades de exclusivo poder adquisitivo, como fue el Club de Campo, en Elda, y fue Daniel Esteve quien acabó con aquella exclusividad en Elda.

Miré la placa cuya leyenda recuerda que Daniel es el fundador de la Ciudad Deportiva del Centro Excursionista Eldense y artífice del Parque de montaña que lleva su nombre y sonreí, pues siendo cierto, para mí el verdadero mérito de este eldense de palabra sosegada y mirada amable, fue liderar con tanto acierto y desde una entidad privada, los  movimientos surgentes de la sociedad, en aquella segunda mitad del siglo XX, que fue decisiva para el progreso de nuestro pueblo. Elda ha avanzado siempre gracias al impulso de líderes como Daniel, tan escasos hoy. Por eso me felicito como ciudadano viendo reconocer, aunque sea treinta años después, este buen gen humano, haciendo públicos los ejemplos de su recto proceder, con el ferviente deseo de que vuelvan a germinar en este Valle.