La primavera ya está entre nosotros; oficialmente comenzó el pasado viernes, de hecho, y este domingo el día se alarga con la adopción, de nuevo, del horario de verano. Pero la sensación este fin de semana no ha sido precisamente primaveral, más bien hemos asistido en todo el país a una despedida del otoño por todo lo alto, con un temporal de viento y lluvia que en la localidad ha motivado más de 30 intervenciones de los bomberos y la Policía Local este fin de semana. Desde árboles caídos y tronchados en la calzada hasta la espectacular granizada que inundó casas en la Loma Badá, esta es la crónica de sucesos que nos deja el temporal. Lo documentamos, como en otras ocasiones, con el parte policial, que llega puntualmente a todos los partidos en el ayuntamiento y a todo los medios de comunicación, herramienta que llevan desde la Unidad de Gestión de la Policía Local y que desde aquí aplaudimos por favorecer la transparencia en la vida local.
Los agentes asistieron a los estragos del viento desde la primera hora del viernes, y una patrulla ya advierte a las seis de la mañana de la caída de «una gran parte de un árbol en la Avenida de la Libertad», cuyo ramaje apartan de la calzada. De hecho, de seis a ocho, la escena se repite en la calle Costa Valencia, en la calle El Campet, y en la calle Ginjoler, con las patrullas retirando grandes ramas de árboles tronchados o caídos en medio de la calzada.
No sólo árboles, la patrulla también reporta que, por el fuerte viento, se ha dañado el toldo de una tienda en la calle Pintor Vicente Poveda, «quedando una de sus barras colgando con peligro que golpee a alguien», recoge el parte policial. A las ocho de la mañana, cuando abre el establecimiento, el dueño es avisado de tal extremo; mayor importancia tiene el aviso del 112 de la misma hora, que informa del desprendimiento de dos planchas de la marquesina de la gasolinera en El Guirney, y la presencia de otra más «a punto de volar». El responsable de los Bomberos, a quien acompañan los agentes locales, decide que se deben retirar el resto de los paneles de la marquesina de la gasolinera, pero como los efectivos del cuerpo están atendiendo otros servicios, la patrulla permanece en el lugar hasta la llegada de los mismos, que proceden a sanear el resto de placas afectadas.
Las chapas siempre son un peligro en días como el descrito. En la calle Actor Jesús Tordesilla, también a las ocho de la mañana -más tarde, ese mismo día, la policía acudiría de nuevo a la calle a retirar un árbol tronchado sobre la vía-, hay un solar vallado con chapas: una se ha desprendido y ha golpeado a un coche estacionado, causándole daños. Los bomberos proceden a retirar la placa para que no hayan más desprendimientos y daños . Poco después, el cuerpo también ha de intervenir en la calle la Huerta, en el parking de la antigua EPA, donde hay una cristalera en el balcón del tercer piso a punto de caer, y sin descanso, a las nueve de la mañana, nuevo servicio en la Pinada de Villaplana, donde una rama de grandes dimensiones y tronchada a gran altura amenaza con desplomarse. En esta caso, la acción queda para más tarde: «Personados los bomberos», recoge el parte, «manifiestan que como está zona está balizada, van a atender casos más urgentes y en cuanto puedan se ocupan de la tala de ramas».
En las siguientes horas, durante la mañana, prosigue la dinámica: en la calle Pablo Iglesias, es el toldo de un balcón el que apenas se mantiene unido por una varilla de aluminio; en la avenida Bassa Perico, han caído cristales de una vivienda en el cuarto piso a pisos inferiores; en la calle Virrey Poveda y en la calle Covadonga, el contenedor se ha desplazado y golpeado a dos vehículos estacionados; ha caído otra rama en la calzada de la Avenida del Mediterráneo. Hay más en la accidentada mañana: en la Avenida de Madrid, hay desprendimientos de fachada en una vivienda, que han llegado a la vía pública, quedando la zona balizada hasta que la fachada es saneada por los bomberos, y en el colegio Reyes Católicos se han soltado chapas y paneles del gimnasio, lo que motiva la visita del aparejador municipal para su valoración.
La mañana acaba con otra intervención en la Bassa el Moro, donde el mástil de la bandera de McDonald’s está a punto de caer; de hecho ya había caído una de las fijaciones antes de que se los bomberos aseguren el resto. Por la tarde del viernes, la actividad sigue con una señal de conducción caída, más árboles e incluso un aparato de aire acondicionado en calle La Mancha que afortunadamente ha caído sobre un tejado y no sobre la calle.
Y la granizada del domingo
Si el viernes fue el viento, el domingo fue la granizada y la lluvia lo que motivaron todos los sucesos. Policía y bomberos comenzaron a atender llamadas relacionadas sobre las tres y media de la tarde, la primera en la calle Jamaica, donde el sótano de una vivienda estaba inundada porque la puerta del garaje estaba taponada por granizo, con todo el garaje, claro, inundado. Los bomberos se quedan achicando agua.
Sobre esas horas, desde la calle Chafarinas, llaman por el mismo motivo: garaje inundado y agua a punto de entrar en la casa, porque el granizo ha atascado el desagüe. La lluvia apretaba en esos momentos; en la Avenida Reina Sofía, tres tapas de alcantarillas saltan antes de que la policía las coloque de nuevo en su lugar -excepto una, partida en tres partes-, pero la situación es todavía más desesperada en la Avenida del Mediterráneo, a la altura del antiguo concesionario de Mercedes. La policía coloca cinco vallas en la rotonda del Club de Campo y desvía la el tráfico hacia la calle Costa del Sol, ya que la avenida está intransitable. De hecho, policías, junto a la grúa, auxilian y rescatan a un turismo que se había quedado parado en el agua. Pasadas las seis de la tarde, la vía volvió a abrirse al tráfico rodado.
Como el puente a la entrada de Elda está a esas horas impracticable y la rambla desbordada, la policía coloca también una valla en el camino que une el citado puente con Salinetas. Este lunes todavía estaban limpiando desde servicios el camino de tierra y piedras.
El parte recoge hasta las penurias de un can, a la intemperie durante la tormenta y con su «caseta inundada». La policía consigna que se pasará «la unidad de barrios para entrevistarse con los dueños de la vivienda cuando estén». El perro no ha sido el único que ha pasado una mala noche: un vecino, cuya dirección no daremos por razones obvias, ha visto como la lluvia ha forzado el desplome del muro de su finca y ha solicitado que esta noche la policía echase un ojo de patrulla por la zona porque «tiene miedo de que por la noche le puedan entrar a robar». Y el suceso más delirante de la noche, cerrando el parte de incidencias, ha estado en la fuente de la rotonda del Club de Campo, de la que «comunica una señora que tiene jabón. (…) El oficial de servicio comunica que él ha visto la fuente y tiene poco jabón. También informa que la Policía Local de Elda ya tiene conocimiento, por haber estado en el lugar por el problema del agua en la avenida».