El alcalde Francisco Alonso

Francisco Alonso en su despacho de la alcaldía en 1929.

*Nota: este artículo fue publicado originalmente en Alborada 50 – 2006.

Nació en Elda el 14 de agosto de 1888 en la calle Linares, junto a la Iglesia de Santa Ana. Hijo de Francisco Alonso Amat y Francisca Rico Romero, propietarios de tierras, familia acomodada y de prestigio. Cursó el Bachillerato en Santo Domingo de Orihuela. Muy joven le hacen concejal y a los 25 años, el 1 de enero de 1914, es elegido alcalde, pero a los seis días se le destituye y pasa a ser otra vez concejal. Vuelve a ser alcalde el 1 de diciembre de 1918, hasta el 12 de agosto de 1919, saneando las arcas municipales. El 1 de abril de 1922 retorna a la alcaldía, realizando la reforma del edificio del Ayuntamiento que se inauguró el 7 de septiembre de 1923. Cuando se instaura la Dictadura de Primo de Rivera, el 13 de septiembre de ese mismo año, se destituyen todos los Ayuntamientos. A Paco Alonso le llega el turno el 2 de octubre.

Curiosamente, en la última etapa de la dictadura vuelve a la alcaldía, ocupándola desde el 3 de diciembre de 1927 hasta el 26 de febrero de 1930, siendo ésta su etapa más interesante y productiva. Entre los proyectos realizados, durante poco más de dos años, destacaríamos: apertura de la calle Padre Manjón; conexión de las carreteras de Monóvar y Novelda mediante la Avenida de Chapi; arreglo de la calle Salmerón (hoy Juan Carlos I) para unir el núcleo de la población con el barrio del Progreso; reforma y ajardinamiento de la Plaza Prosperidad; construcción de la Plaza Sagasta; realización del camino de la Estación del ferrocarril; reforma del Hospital municipal, añadiendo el nuevo pabellón de “La gota de leche”; dispensario de la Cruz Roja; y el parque de Bomberos. También proyectó y puso la primera piedra de las Escuelas Graduadas, posteriormente C. P. Padre Manjón, inaugurado en septiembre de 1932.

Paco Alonso es entrevistado en la alcaldía por José Capilla, seguramente para el semanario Idella. Obsérvese el sistema de refrigeración de entonces mediante dos ventiladores, la caja fuerte de “bolsillo” en la pared del fondo y, como muy curioso, una jofaina u orinal debajo de la silla.

Nunca en Elda se han hecho tantas cosas y en tan poco tiempo. Tenía un gran amor a su pueblo, un carisma especial que le hacían muy popular y una entrega total a todos sus proyectos. Y el pueblo respondía muy bien a todo lo que hacía para recaudar los fondos necesarios para sus obras, realizando muchos actos benéficos: verbenas, novilladas, festivales, homenajes… Y, sobre todo, engrandeció con brillantez y fastuosidad las Fiestas Patronales cuidando personalmente hasta los más mínimos detalles. En el semanario Idella, dirigido en aquellos años por José Capilla, escribía Maximiliano García Soriano unos versos, “Retratos”, dedicados a Paco Alonso, que decían:

Algo obeso y mofletudo
Suele andar lento, pausado,
Y el bigote, acharlotado,
Y el acento campanudo…

Fue, en definitiva, un gran hombre y un buen alcalde, al que el pueblo de Elda no agradeció en vida todo lo que él consiguió para ellos. Y así, en abril de 1931, dejó el Ayuntamiento perseguido con saña por los correligionarios de los partidos políticos ascendentes, que no le “perdonaban” ser un alcalde de la Dictadura de Primo de Rivera. Los partidos vencedores en la recién instaurada Segunda República -los republicanos, radical y socialista- no quisieron su colaboración y se retiró a su profesión de viajante de calzado hasta su muerte el 27 de diciembre de 1938. Posteriormente, ese mismo pueblo que al final de su mandato lo humilló, reconoció su gran labor dedicándole una calle en el barrio del Progreso.

Preciosa e interesante fotografía realizada por el gran fotógrafo Vicente Berenguer en los accesos a una recién remodelada Plaza Sagasta, probablemente en la primavera de 1930, años de grandes logros para Elda siendo alcalde Francisco Alonso, que aparece en el lado izquierdo de la fotografía con traje claro y sin sombrero.

La instantánea se realizó con motivo de un homenaje a los abuelos de Elda y en sí misma da para un estudio antropológico y social de las gentes de Elda. El grupo aparece vestido para una ocasión de fiesta. Las chicas jóvenes, según la moda de los años del Charlestón (finales de los años 20). Los ancianos, sobre todo el de la primera fila con garrote, son todo un referente popular, con el típico sajón negro, alpargatas y pañuelo negro a la cabeza. Y las ancianas… También aparecen dos sacerdotes, un guardia civil con su tricornio, el guarda y el municipal. Son de destacar igualmente sombreros de paja tipo “chevalier”, abanicos, chales, adornos y mil detalles que nos dan una idea de cómo vestían nuestros abuelos en aquellos años.

Agradecimiento especial a Esperanza Alonso por la cesión de las fotografías que ilustran este trabajo.

Artículo escrito por Roberto Valero Serrano.

Bibliografía
• NAVARRO PASTOR, A. Eldenses notables. 1999.
• BAZÁN LÓPEZ, J.L. Elda en los años 20. 2006.

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