*Nota: Este artículo es obra de Mari Carmen Rico Navarro y Patricia Navarro Díaz. Se publicó originalmente en la revista de Moros y Cristianos de este año, que en sus 240 páginas recoge artículos y fotografías de gran calidad. Se puso recientemente la venta y desde la publicación recomendamos encarecidamente su adquisición.
Este artículo pretende ser un pequeño homenaje a todas las personas que han trabajado y continúan trabajando cualquier aspecto relacionado con esta revista y que han puesto toda su ilusión y empeño hasta llegar a lo que es y lo que supone para los festeros en particular y para todo Petrer en general, además de poner en valor una publicación que forma parte de nuestro devenir como pueblo.
Este año la revista de fiestas o el programa, como a muchos popularmente les gusta denominarlo, cumple 75 años de vida. Esta conmemoración se debe a que es a partir de 1940 cuando empieza a contar su numeración. Debemos que tener en cuenta que no es hasta 1962 cuando aparece en el mismo el número 23, partiendo dicha numeración desde el primer programa editado tras la Guerra Civil, aunque es necesario decir que esta publicación periódica es más longeva ya que, como veremos más adelante, el primer programa impreso data de 1928.
Los programas de fiesta son fundamentales por muchos motivos: en primer lugar y principalmente porque nos permiten conocer la evolución y los cambios que se han producido en las mismas. También nos permiten conocer qué cargos han sido más importantes en cada momento de la historia festera y a los protagonistas de la fiesta. Desde hace ya varios años el principal objetivo de esta publicación es ser el resumen de la actividad festera a año vencido, anunciar el programa de actos y los cargos que representarán a las distintas comparsas, y además incluir trabajos de interés para el conocimiento de nuestra fiesta y de nuestra historia.
Aunque ya en el año 1996 publicamos un estudio bastante completo sobre esta revista en la que se incluía la ficha técnica de la misma, han pasado ya casi veinte años desde entonces y el actual consejo de redacción ha creído conveniente con- memorar los 75 números de esta publicación que la Unión de Festejos edita con motivo de la fiesta de Moros y Cristianos en honor a San Bonifacio, Mártir. Los resultados de la investigación y el vaciado de la revista nos permite conocer de una forma clara y concisa una publicación que por aquel entonces contaba con 56 años de historia, si partimos del 1940, número 1 de la revista como ya hemos comentado. En 1996 para analizar esta publicación periódica se realizó una ficha técnica que comprendía tres apartados. El primero fue la descripción que recogía los elementos formales o externos de la revista: la cabecera, la datación y las características técnicas; en segundo lugar, la ficha analítica, que englobaba datos básicos sobre la propiedad, autoría, difusión y orientación; en tercer lugar, se estudiaron los aspectos históricos, su significado y los artículos más destacados, viendo así para qué temas concretos resulta interesante su consulta y constituyendo, de este modo, una bibliografía de los trabajos más importantes que se han publica- do en la dilatada vida de la revista. Al mismo tiempo, el vaciado de artículos facilitaba la labor a los investigadores y curiosos, a quienes interesaba un tema determinado. Por último, la ficha técnica proporcionaba la localización de los fondos existentes, bien del original, bien de las diversas copias microfilmadas. También se publicaron las portadas de todas las revistas impresas que quedaron recopiladas en esta publicación.
La revista de Moros y Cristianos tiene una larga vida como publicación impresa y, como ya hemos dicho, el primer programa del que tenemos noticia data de 1928; han pasado por lo tanto 87 años desde aquel entonces. Las únicas suspensiones de esta publicación son anteriores a 1940 y corresponden por tanto a la época en la que no contaba la numeración. Se corresponden a los periodos que van de 1930-1933 y 1936-1939, por motivo de la suspensión de las fiestas con la llegada de la Segunda República y durante la Guerra Civil.
Pero aunque el tema que nos ocupa son los 75 números de revista hemos creído conveniente hacer un breve repaso por aquellos primeros programas manuscritos de los que tenemos constancia, que precedieron a los impresos y que son los correspondientes a los años: 1887-1890, 1892, 1896, 1900-1901, 1918-1922 y 1926 y ver así la evolución de la publicación hasta llegar al año 1940. Estos documentos son fundamentales para saber las comparsas que existían en cada momento y conocer cómo se celebraba la fiesta en el último cuarto del siglo XIX y primeras décadas del siglo XX hasta que aparece el primer programa impreso.
Los programas manuscritos
¡Cuánto tiempo transcurrido desde aquellos primeros programas manuscritos de la fiesta de Moros y Cristianos que celebramos en honor a San Bonifacio! Desde aquel primer programa correspondiente a 1887 del que conservamos una fotocopia ha transcurrido más de un siglo, concretamente 128 años, y a través de estos documentos podemos conocer lo esencial de la fiesta.
Los trece programas manuscritos conocidos se han conservado gracias a la labor de búsqueda, recopilación y transcripción realizada por Hipólito Navarro Villaplana. Todos ellos es- tán escritos a pluma, en papel ya ajado por el tiempo y ocupan tres o cuatro páginas sueltas sin ningún dibujo o adorno. Pese a que describen el programa de actos, no parece que se difundieran entre los vecinos, sino que su redacción apunta a un uso de acta de la celebración de las fiestas en honor a San Bonifacio, Mártir y de testimonio de los contenidos de la misma. A partir de 1918 sí que hay dos copias del programa manuscrito, lo que podría indicar que se realizaban algunas copias para dis- tribuir entre determinadas instituciones o vecinos.
Si hacemos un pequeño recorrido y trazamos unas breves pinceladas de estos primeros programas, vemos que “El programa de la fiesta y obsequios religiosos que la villa de Petrel tributa y celebra en el presente año a su patrono San Bonifacio Mártir y que presenta a la aprobación y licencia de las autoridades Civil y Eclesiástica de esta villa” del año 1887 incluye a las comparsas o “congregaciones” de Vizcaínos, Garibaldinos, Moros, Tercios de Flandes y Chusma. Su interés radica en que es el primer programa de fiestas de San Bonifacio y el primer orden de actos que se conserva. Resulta interesante para observar con claridad la evolución de la fiesta si lo comparamos con los programas de 1941 y con los actuales.
En este programa sólo se cita a los capitanes. El santo se baja de la ermita el día 13 después de la entrada y se sube el día siguiente por la mañana después de la misa solemne, prohibiéndose la costumbre de darle vueltas una vez que llega a la ermita. Junto con las dianas que se hacen, y seguirán haciéndose, hasta mediados del siglo XX; el día 13 de mayo, a las siete de la mañana, se realiza la entrada, formando las comparsas en la era que había al final del camino de los Pasos y desfilando por la calle San Vicente, plaza Mercado, calle Mayor, Iglesia, plaza Constitución, Cuatro Esquinas, Portal y Hoyos, terminando en las Cuatro Esquinas de la casa de Juan Soria.
En el programa de 1889 consta, por primera vez, en el día 14 la retreta o pasacalle general a las nueve de la noche, sin faroles, por todas las músicas y comparsas que guardando el orden conveniente recorrerán las calles de la población terminando antes de las diez en la plaza Constitución donde se hará desfile general.
Al año siguiente ya no figura la comparsa Garibaldinos, que se había fundado en 1876, celebrando la fiesta por tanto tres comparsas: Vizcaínos, Tercio de Flandes y Moros, junto a la Chusma. La primera retreta en la que cada comparsa porta su farola data de 1890. Ese año el toque de diana era a las cuatro de la mañana y a las cinco ya se reunían las comparsas para el desfile. En un borrador del programa de fiestas de este año, correspondiente al día 24 de marzo, aparece la primera referencia a la Mahoma, cuya cabeza se explota tras la embajada del día 14. También en este mismo borrador figura, por vez primera, la solemne procesión del santo que recorre las calles Cuatro Esquinas, Portal, Hoyos, San Vicente, Mesón, Salamanca, Mayor, Iglesia y Constitución hasta la iglesia. Se da la circunstancia de que en el programa correspondiente al día 1 de mayo, el cual está firmado por los representantes de las tres comparsas, no constan estos dos actos.
El programa de 1892 aporta novedades e incluye las bases o condiciones para que se efectúe la fiesta. Son nueve y entre ellas figura la de proveerse cada comparsa de una farola para la retreta, cuyo coste no ha de exceder de 50 ptas.; también se prohíbe la comida pública que se da a los pobres forasteros para evitar escándalos y accidentes. Ésta era una comida que se ofrecía a las dos de la tarde el día 14 de mayo en la plaza de la Constitución con arroz, carne, pan y vino para los indigentes y pedigüeños que venían a las fiestas y que sufragaban los miembros de la Chusma. Aparece por primera vez la figura de jefe de comparsa. Hasta este año se sube el santo a la ermita el día 14 de mayo (tercero de la fiesta) después de la misa mayor, por la mañana. A partir de 1892 se sube el día 15, último de la fiesta, igualmente por la mañana. Se establece que el Domingo de Ramos de cada año deberán reunirse los representantes de las comparsas para tratar de todas las incidencias de la próxima fiesta y dar cuenta a la autoridad de su resultado. También en una nota que figura al final aparece la primera referencia escrita al Día de las Banderas como anuncio de la fiesta de Moros y Cristianos y se indica que el segundo día de Pascua se sacarán las banderas, cuyo acto será el anuncio de la fiesta anual.
Los cargos festeros que figuran en el programa de 1896 son los capitanes de fiesta, abanderados, embajadores y las rodelas, siendo la primera vez que se nombra este cargo en la subida del día 15. Este año vuelve a celebrarse la comida de los pobres ofrecida, según consta a partir de este año, por la Chusma. El día 14 de mayo se instaura la procesión general, que nace como consecuencia de eliminarse la retreta que se celebraba este día y que pasa a hacerse el día 13. Las farolas de Moros y Cristianos se llevan en la procesión y todos los individuos portan su vela. En las observaciones que se incluyen al final del programa destacan que en las entradas y embajadas pueden sacarse todos los caballos que se quiera y que el cargo de embajador, el más importante de la fiesta, no puede desempeñarlo ningún individuo que no tenga los 20 años cumplidos.
En 1900 participan en la fiesta las comparsas Moros, Vizcaínos, Marinos y Tercio de Flandes. En las notas anexas al programa de fiestas se responsabiliza a los jefes de comparsa de “cualquier accidente desagradable que ocurriese por faltar algún individuo a las órdenes dictadas por la autoridad”. También se añade que la Chusma formará detrás de todas las comparsas. Cinco años después, en 1905, se instituye en la historia de nuestra fiesta el cargo de abanderada en la comparsa Moros, siendo la primera abanderada Ramona García, aunque en posteriores programas y hasta 1946 aparece siempre este cargo como abanderado.
Los programas manuscritos, las noticias de la prensa provincial y antiguos manuscritos del Archivo Municipal muestran que se celebró fiesta a Sant Bonifaci en 1901, 1904-1905, 1908,1918-1919, 1926-1930 y 1934-1935. Sin embargo, en las dos primeras décadas de siglo las fiestas estuvieron supeditadas a la escasez económica, las malas cosechas y las broncas festeras. Por esas fechas la prensa alicantina informaba de que las fiestas se habían suspendido por falta de medios o que, si finalmente se habían celebrado, habían resultado deslucidas. Esta escasez hizo incluso desaparecer el programa de fiestas varios años.