Ascienden ya a nueve las familias desalojadas total o parcialmente de las casas cueva, ubicadas en la calle San Hermenegildo, en la ladera posterior del castillo, por filtraciones de agua y derrumbamientos parciales y totales. Hasta el momento no ha habido que lamentar daños personales, pero la situación se está convirtiendo un drama humano, que puede extenderse a otras casas cueva de la zona, y que tiene difícil solución.

De momento, los vecinos afectados, con su portavoz Pedro Rico a la cabeza, han llegado a un consenso para hacer fuerza de manera conjunta y esta misma mañana se han reunido con representantes locales de los partidos de la oposición, PSOE e IU, quienes han asegurado que les ofrecen “todo su apoyo” y que tratarán de asesorarles legalmente. Afirman estar esperanzados, y esperan que las buenas palabras que han recibido del ayuntamiento y de los grupos políticos, así como el interés mediático que ha levantado el asunto, obren a su favor para encontrar una salida a esta situación, “porque así no podemos seguir”, sostiene Rico. De las familias desalojadas, tres han recibido una casa de servicios sociales, pero sólo podrán disponer legalmente de ellas durante tres meses, mientras que la mayoría ha optado por irse a vivir con familiares y amigos, pero algún vecino no ha tenido tanta suerte y nos confesaba estar durmiendo al raso.

Cronología de una desgracia

Para los vecinos afectados, los problemas comenzaron hace siete meses, en los que comenzaron a apreciar filtraciones y unas misteriosas corrientes de agua que han ido in crescendo hasta acabar derrumbando sus viviendas en este último mes. La primera vecina en denunciarlo, hace aproximadamente un mes, fue Amalia, quien recibió una orden de desalojo tras venirse abajo parte de la vivienda contigua, donde habita su exmarido. El hecho tuvo una repercusión mediática nacional, siendo cubierto por TVE 1 y Canal 9, además de medios provinciales y locales. Amalia y su hermana Vicky fueron los primeros rostros que conocimos, pero ya había más vecinos con problemas entonces. Su ex marido, el primer vecino que sufrió un derrumbe, tras pasar varios días durmiendo en la calle y en casa de quienes han podido acogerlo, ha vuelto a la habitación que todavía sigue en pie al lado de los escombros de su casa desplomada.

Y fuimos conociendo a más afectados: las grietas pueblan las paredes de las casas cueva de los vecinos de San Hermenegildo, toda una ladera afectada por la humedad y las filtraciones de agua, actuando como un efecto dominó destruyendo las viviendas poco a poco. Nos contaba hace unas semanas, el propio Pedro Rico, que vive en el número 3 de la calle y también ha recibido del ayuntamiento la prohibición de habitar la parte de su domicilio que es cueva, que ha apuntalado una de las habitaciones que ha empezado a desplomarse y achica diariamente el agua que circula como un pequeño río a las puertas del habitáculo: “saco aproximadamente unos 60 litros diarios con un cubo”. Historias como esta se van sucediendo hasta que esta semana el problema se ha extendido a los espacios públicos, con la caída de la escalinata que une la calle Cuevas del Castillo con San Hermenegildo. “¿Qué será lo próximo?” y “¿qué será de nosotros?” son las dudas que desesperaban hoy a los vecinos afectados, que ya hemos señalado podrían acabar siendo más, porque no hay nadie que pueda asegurar que el resto de las casas cueva se encuentran a salvo.

¿De dónde viene el agua?

La disputa mantenida entre los vecinos y el Ayuntamiento radica en el origen de dichas filtraciones y las posibles soluciones. Mientras que desde el Ayuntamiento se defiende la teoría de que las fuertes lluvias que han tenido lugar estos últimos meses son la causa de todos los males del vecindario, los vecinos argumentan estar prácticamente seguros de que el origen de la pesadilla que están viviendo se encuentra en las obras realizadas para la remodelación del casco antiguo del pueblo de Petrer, uno de los planes urbanísticos más ambiciosos llevado a cabo en los últimos años y que ha limpiado la imagen de la zona de Petrer más perjudicada por el paso del tiempo.

Para esclarecer esta divergencia de opiniones, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una serie de investigaciones para determinar el origen de las filtraciones. Según ha informado hoy el concejal de Urbanismo, Enrique Torregosa, los técnicos municipales han llevado a cabo un análisis que descarta que dichas aguas sean potables o fecales, y que sobre todo, se deban a las obras. El análisis comprende detalles técnicos y geológicos, realizando catas de hasta diez metros e intentando determinar con precisión de qué tipo es el subsuelo en toda la zona, apareciendo espacios con más presencia de roca y otros con arcilla o productos calcáreos, parece cerrar las puertas a toda discusión en este punto.

Así, aún sin tener las conclusiones definitivas, las conclusiones preliminares del estudio descartan el origen sugerido por los vecinos: “no hay ninguna posibilidad de que sea de las obras”, ha explicado Torregrosa. “El terreno está seco, lo único que se hizo fue sanear. Pero ellos (en referencia a los vecinos afectados) están en su derecho de que alguien les salve su casa. Ojalá fuera culpa de eso, no tendríamos problema porque tenemos seguros de por medio de las empresas, pero lamentablemente no es así”.

¿Qué ocurre si efectivamente se demuestra que estas humedades no son culpa de las obras? El edil apunta que “la ley nos prohíbe arreglar casas a nadie si ni el ayuntamiento ni la empresa que hubiera contratado el ayuntamiento son culpables. Si empezamos a arreglarle casas a cualquier persona que se le ha caído un balcón o lo que sea, pues tendríamos una cola de aquí a Monforte. Desgraciadamente no es posible. Ha habido otros casos en Petrer, como en la calle Castelar hace unos años, en el que la empresa de aguas tuvo una fuga y sí que tenía un seguro. En este caso”, ha insistido Torregrosa, “es que no hay nada. No hay nada de los colectores del agua fecal ni hay nada de la red de aguas, salvo que en la última casa que al hundirse se rompió una tubería y duro unas horas”.

Los estudios demuestran, según el concejal, que “el agua existe, hay un nivel continuo de agua, en algunos sitios de dos a tres metros, en otros de siete. En realidad no es algo nuevo, ha habido denuncias por humedades en el 66, en el 80, en el 96, en el 2006, 2007 y 2008. Hace unos años, ya se enterraron dos cuevas por el mismo motivo que ahora, a una cota muy similar, lo que pasa ahora es que el nivel de agua y humedades ha subido. Así que está claro que es agua de lluvia, que se ha quedado estancada y que ahora está en un momento efervescente porque hay más, simplemente”.

¿Qué futuro tienen las cuevas y los vecinos afectados?

Para Torregrosa, la posible solución puede estar en los mismos estudios, cuya versión definitiva tendremos en “15 ó 20 días”, y que “quizá aporten luz a la situación”. En todo caso, ha querido dejar claro, “lo primero es preservar la seguridad de las personas por encima de todo. Es decir, que aunque los vecinos estén hundidos y disgustados, lo primero que hemos hecho ha sido decirles que aquí no podían estar. Y el que no ha tenido dónde ir le estamos ayudando. Si mañana o dentro de dos años encontramos otra casa cueva en una situación similar, actuaremos igual, porque lo importante son las vidas, eso lo tenemos claro”.

El concejal también se ha mostrado pesimista con la supervivencia de las cuevas, algunas habitadas desde hace más de 200 años. “Sinceramente, las casas creo que se podrán librar, pero las cuevas… Las cuevas de arcilla y con ese tipo de yeso que tienen va a ser imposible mantenerlas. Y si no ocurre ahora será dentro de 10 años o quizá antes, con eso tenemos que ser realistas. De una cueva se hace un agujero y no tiene ningún soporte y eso es un riesgo”. Los expertos ya le han comunicado, ha contado Torregrosa, que la arcilla amarga, material del que están hechas varias casas cueva, probablemente no podrá recuperarse en condiciones de seguridad, “porque si se moja se hincha y se destruye, lo mismo que ocurre cuando se seca”.  Lo que sí se está reconstruyendo por parte del ayuntamiento es la escalinata derrumbada.

Óscar Payá, concejal de hacienda, ha intervenido hoy también para apuntalar y refrendar las palabras de Torregrosa. En resumen, ha remitido también al estudio final y a la legalidad para determinar los pasos a seguir, señalando que “el ayuntamiento está con los vecinos afectados, trabajando en una solución a largo plazo. Lo que no podemos permitir es que algunos utilicen esta circunstancia para perjudicar todo el trabajo que se está realizando desde una actitud irresponsable. Me refiero a la actitud y a las declaraciones de José Sánchez Miralles, que ni es perjudicado, ni es afectado, ni representante de los vecinos, y sobre todo no es técnico, ni arquitecto, ni aparejador”. José Sánchez Miralles, de la Asociación Respuesta Ciudadana, encabezó ayer las denuncias de la situación de los afectados ante los medios. Algunos de esos afectados nos contaban hoy que, sólo con llamadas a los medios, como ocurrió ayer, “conseguimos que el ayuntamiento reaccione y nos escuche, y ya veremos cómo acaba esto”. Los vecinos afectados han confirmado a este diario que, si bien por el momento descartan acciones legales, van a realizar un escrito público en breve. Seguiremos informando.