Las charcas, que durante todo el año mantenemos para la fauna salvaje desde la asociación, no son sólo esenciales para que los animales puedan beber durante los largos veranos, sino que también cumplen con la tarea de refrescarles. ¿Y es que quién se resiste a darse un chapuzón cuando el calor aprieta? Estos ejemplares de zorzal charlo y arrendajo desde luego no se lo piensan dos veces…