Reflexión sobre las fiestas de Moros y Cristianos

sabadomoros6 (1)
Durante la Entrada Cristiana del sábado.

Ya han pasado los días mágicos.

Ya hemos salido de la nube de alegría y emociones en la que entramos anualmente, y ya empezamos a preparar la siguiente.

Ha sido algo realmente especial, y ahora que empiezo a pensar en un futuro lejos de mi pueblo, he sentido que soy parte de él y que él es parte de mí, y que realmente es cierto eso que cantamos cada segundo del jueves de mayo y que dice «Mi amor va siempre a ti con el afán de sentirte siempre en mi».

Puede sonar todo muy idílico, y es verdad que para mucha gente esto de los Moros y Cristianos puede parecer una locura, un gran exceso, o una simple excusa para emborracharse…, pero poder compartir 4 días al año con gente a la que amas, mantener viva una tradición bicentenaria, sentir el calor de cientos de personas, y todo lo que se vive y siente estos días y el resto del año preparándolo es algo muy especial y que sólo se llega a comprender si se vive desde dentro.

Es un verdadero lujo, en todos los sentidos, que muchas veces supone un gran esfuerzo económico e incluso físico, pero lo que se vive es algo que no se puede llegar a describir con palabras.

La única descripción posible que se me ocurre es que se te ponga la piel de gallina cuando un pasodoble pega el subidón y arrancas con la pluma en alto, toda una fila siguiéndote, y cientos de personas emocionándose al verte, o que se te vuelva a poner la piel de gallina cuando escuchas una banda con 100 músicos tocando una marcha mora, o que se te vuelva a poner una vez más (y que se te caiga alguna lágrima) cuando ves a tu amigo, amiga, o familiar encima de un caballo, o agarrando una espada y saludando al público, disfrutando como a un niño al que le acaban de regalar su primer globo.

Sentimiento, pasión, alegría. Eso son las fiestas de Moros y Cristianos de Petrer.

Espero que todo festero, todo petrerense y todo el que haya visitado Petrer durante estos días haya tenido una experiencia inolvidable, y que compartamos todos estas sensaciones, aunque estoy muy seguro de que, si no ha habido algún impedimento, así ha sido.

¡Y ahora todos a volver a la vida real con las pilas bien cargadas!

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