Qué tristeza me produce ver cómo se pierden oportunidades para mejorar la vida de los vecinos y vecinas de Petrer. Con qué tristeza acogí el rechazo del Plan Modificativo Centro de Petrer, el famoso PRIM “Centro”. Cuánto esfuerzo invertido, cuántas horas de todos los que creíamos que mejorar el Centro de Petrer era posible, cuántas personas de todos los ámbitos políticos, sociales y económicos del pueblo trabajaron para conseguir que este proyecto saliera a la luz.
Cómo se puede defender que no queremos que los vecinos y vecinas de esta zona del pueblo no tengan una mejora social, cultural y económica. En definitiva, una mejora de esta parte de la ciudad que tanto necesita tener VIDA.
Cómo se puede dejar de luchar por recuperar el Centro como referente histórico y social de nuestro pueblo.
Cómo se le puede decir a los jóvenes de este pueblo que no van a tener opción a comprar o alquilar una vivienda para emanciparse, con precios públicos, que no van a tener espacios para poder montar sus negocios, cómo se les explica que no van a tener un sitio donde reunirse y desarrollar sus iniciativas.
Cómo se les explica a los vecinos que no van a tener oportunidad de ver la creación de un marco cívico y comercial que reactive el centro histórico y primer ensanche de Petrer y recupere la actividad comercial, económica y administrativa del centro y sus alrededores, y que, por lo tanto, se cree empleo.
Cómo se puede dejar de luchar porque nuestro Centro tenga más zonas verdes y zonas de equipamiento publico, en las que todos podamos compartir nuestras ilusiones, esperanzas y las de nuestros hijos y nietos.
Pues eso se ha perdido, porque el Centro de Petrer se recuperará cuando los que gobiernan nuestro Ayuntamiento y nuestra Comunidad, entiendan, que el diseño de una ciudad es cosa de todos, es un proceso vivo, que se puede modificar, que las ciudades las hacen las personas.
“La vida moderna exige, y está a la espera de un nuevo tipo de plan, tanto para la casa como para la ciudad.”
Le Corbusier