Cuando se vive en democracia, quiero decir, cuando al menos el ciudadano tiene la posibilidad de decidir a través del voto quienes van a ser los que gobiernen (la democracia todos sabemos que es muchísimo más que esto), manipular a la opinión pública es el arma defensiva de los que anteponen sus intereses partidistas, de grupo o personales a los intereses generales de los gobernados. A partir de esta posibilidad de fraude al intelecto, los medios de comunicación alcanzan un gran valor estratégico y controlarlos (comprarlos) es garantía de mayores posibilidades de engaño y manipulación del ciudadano: “Lo ha dicho la tele” o “lo dicen los periódicos” suena casi a dogma de fe, y las cosas no son, muchas veces, como las dicen.
Tenemos un ejemplo, el celebérrimo caso Gürtel en su versión presidente de la Comunidad Valenciana, señor Camps. He tenido curiosidad, como con otros similares, de seguir su proceso en la prensa escrita desde que apareció, y después de dos años de llenar centenares de páginas y cabeceras en varios medios escritos, sobre todo “El País”, lo único que en firme tiene la Fiscalía Anticorrupción para llevar al Sr. Camps ante los Tribunales de Justicia, según el diario citado de fecha 11 de febrero, es haber aceptado regalos por razón de su cargo, sin contraprestación alguna por su parte, por valor de 14.021,5 € en tres años (2005 al 2008) por lo cual solicita una multa de 42.500€. A todo esto, el Sr. Camps afirma haber pagado tales prendas, veremos qué dicen los jueces.
Después de tan constante y permanente algarabía mediática debíamos esperar acusaciones mucho más graves, más fundadas y rotundas y de mayores cuantías que correspondieran a la importancia mediática concedida; esperaba igualmente que la Fiscalía o la prensa que mantiene el hecho noticiable en sus páginas durante dos años, me ilustraran con datos sobre enriquecimiento personal de Camps desde que fuera elegido presidente. Nada de aquello ha sido aportado; ni el patrimonio del personaje ha sufrido ninguna anómala ni sustancial variación desde que es presidente hasta hoy.
Sin pretender restar la más mínima importancia a la gravedad de esta supuesta trama de corrupción (que dicho sea de paso en su tramitación y esclarecimiento se han violado derechos inalienables de varios implicados, dañando la condición de imparcialidad ineludible de todo Tribunal) ¿me quieren hacer creer que, en el supuesto de que la acusación sea cierta, Camps se ha “vendido” por unos trajes? El argumento es ridículo, sin embargo su impacto público no es nada desdeñable políticamente hablando: y uno se pregunta si no sería precisamente éste el objetivo porque no es lógico que corrupciones de políticos muchísimo más cuantiosas, claras y fundadas (a poco que busquemos en Google encontraremos a porrillo por toda España) en días han desaparecido de los periódicos mientras que 14.021,5€ de Camps valgan trescientas primeras páginas de “El País”.
A demasiados medios de comunicación de hoy poco les preocupa la corrupción y mucho les interesa la política corrupta: las migajas de Camps son infinitamente más rentables a sus intereses que otras tartas más suculentas y perjudiciales para los intereses generales. Y lo triste del caso es que en medio estamos nosotros, los que votamos, los que pagamos, los manipulables.
Comparto en líneas generales las opiniones expresadas en este artículo. Desgraciadamente para nosotros los administrados, los manipulables/dos, el uso que hacen los políticos elegidos con NUESTROS VOTOS, con la «confianza» que les otorgamos cada cuatro años, no es ni con mucho la mejor de la deseable.Una vez alcanzado el sillón, el principal o las «sillitas», pues nada:a seguir las directrices que marcan las direcciones de los Partidos y … hasta las próximas.
Será curioso-morboso, ver los resultados que se producen el 22 M. en la Comunidad Valenciana y los comentarios de los Alartes, Lunas y adláteres cuando tengan que poner «la otra mejilla» ante el descomunal batacazo previsible para las candidaturas socialistas… En ese momento, espero que se den cuenta que unas elecciones no se ganan con procesos judiciales ni con «penas de telediario» ni con otras bajezas. Las elecciones se ganan ofreciendo a los ciudadanos propuestas de mejora CREIBLES, siquiera sea mínimamente,y coparticipación democrática.Es mucho pedir…