Si el tamaño importa o no es una discusión tan antigua que ya no conocemos ni a su autor. Un refrán popular que ha acabado referido a menesteres que nada tienen que ver con las empresas porque, es evidente, que en el mundo de los negocios “el tamaño sí que importa”.
Si son de los que creen que no, pregunten a cualquier ciudadano que dentro de poco no podrá adquirir productos de alimentación a su gusto, ni otros muchos artículos de consumo cotidiano que no sean “marcas blancas” impulsadas por un oligopolio de grandes comercios que, cada vez más, imponen a los fabricantes ingredientes, formatos y demás características que son ventajosos exclusivamente para la comercialización masiva del producto, pero nunca respetan la opinión del consumidor, al que privan de la oportunidad de elegir uno u otro.
El mismo tratamiento nos aplican las grandes corporaciones financieras, ahora denominados “bancos sistémicos”. En su momento eran un sistema financiero atomizado que tenía un extenso número de entidades de crédito, donde estaba asegurada la libre competencia y todas eran rentables. Pero aqui es donde actúa la perversión del tamaño: se comienza cuestionando la productividad de las pequeñas aunque rentables iniciativas empresariales ó crediticias y se termina concentrando el sistema bancario en cinco o seis macroentidades; si una de ellas cae, pone en peligro la economía de todo el país. ¿Ven ustedes la ventaja? Yo no, ni tampoco la seguridad, para nadie.
Para qué hablar de las grandes compañias de telecomunicaciones o de suministros de todo tipo en las que el cumplimiento de los acuerdos con el consumidor es una moneda de una sola cara, la que los beneficia. La otra va siempre en detrimento del consumidor, el ciudadano ó el pequeño empresario.
Poco a poco nos dejamos influenciar por las opiniones de empresas de estudios, contratadas por grandes lobbys de presión financiados, a su vez, por inmensas corporaciones financieras, para condicionar nuestra opinión y terminar desprotegiendo a las PYMES de una u otra forma, ya sea por acción o por omisión. De este modo, la tan manida pequeña empresa permanece abandonada a su suerte, víctima de la voracidad de los grandes que no le permitirán sobrevivir.
Pero ahora parece que esto no es lo más importante puesto que tenemos otros problemas de “mayor tamaño” y, cuando la crisis amenaza con engullirlos a ellos también el tamaño, de nuevo, si importa. Un agujero negro que siembra el pánico entre la población y en la economía, un gran agujero causado por los “grandes tamaños” que se estrangula en un cuello de botella de magnitudes incalculables, como no se recuerda otro igual.
Y aqui es donde la moneda presenta no una ni dos sino varias caras. Estamos en el punto donde, premeditadamente, querian llevarnos: a la ruina, la desesperación y el miedo de una sociedad a la que han enseñado a consumir rápido y que no sabe lo que le espera a corto plazo.
Ahora es muy fácil que cedamos o dejar que eliminen, transmuten o perviertan, todo tipo de competencias: las políticas, económicas, jurídicas, sociales. En su conjunto suponen la pérdida total de la soberanía de un pueblo al que se le ha arrastrado deliberadamente al punto en el que ya no pueden decidir.
A todo ello, hemos de sumarle que cualquier otra opción ó camino alternativo nos llega tan manipulado que solamente queda una posibilidad y se desechan las demás por imposibles de aplicar. En este caso, la “grandeza” de la integración en un espacio común “más grande” aún; gobernados por potencias políticas y económicas (y perdonen la redundancia) “más grandes todavía” y, donde las cuentas de resultados, buscarán un beneficio si cabe aún “más grande”. Por lo que, en poco tiempo, se volverá a repetir la historia pero habiendo aumentado su tamaño exponencialmente y aplastando cualquier concepto que no sea de la misma dimensión.
Se nos olvida que la perversión del tamaño en los distintos agentes de la sociedad dará al traste con todo, porque todos los imperios aunque perduren durante siglos, finalmente terminan cayendo víctimas de su propia endogamia.
Nuestra sociedad debe despertar y analizar la información, ponerles difícil la manipulación y actuar con la sagacidad de quien, desde el análisis y la crítica constructiva, es capaz de cuestionar las cosas y de no conformarse, de revolverse contra el pensamiento único y las malas excusas que los demagogos utilizan constantemente para lanzar cortinas de humo que impiden ver la realidad de que en “lo pequeño” y, en particular, en las pequeñas empresas, se encuentra el futuro de la sostenibilidad, del crecimiento del empleo, de la libertad de competencia y de todas aquellas cosas por las que hemos luchado durante siglos y que cada día están más amenazadas. El tamaño, importa.
Cristóbal Navarro, presidente del Cepyme Alicante
Muy buen articulo que suscribo al 100%. Todo lo que dice es totalmente cierto y veo muy dificil reaccionar contra la trampa que nos han preparado, sin opciones posibles, que nos conduce a la mayoria a la ruina total.
Vaya, en este articulo veo como alguien sigue mi idea del pequeño comercio,(ver Critica Constructiva)y dice muchas verdades. Verdades que el ayuntamiento de Petrer sigue sin querer reconocer, tal es el caso que explico en dicho articulo. Esperaba algún tipo de comentario o critica a mi articulo pero, por lo que veo, los que gobiernan dicho ayuntamiento siguen mirandose en el espejo si al afeitarse se han quedado bien rasurados. Buena faena para unos personajes que al fin y al cabo, todavia no reconocen , ni se quieren dar cuenta que quienes les pagamos sueldos,prevendas y demas historias ,somos los que trabajamos, y algunos no pero que no obstante les meten la mano en el bolsillo para sacarles lo poco que tienen. Sigan asi señores del ayuntamiento que van bien. Lo malo es que los que estan enfrente se limitan a patalear por no tener ellos el mando.