«La más bella banda sonora».
Así calificó el ambiente, y muy acertadamente, Juan Ramón Peinado, presidente del Club Alpino Eldense, durante la celebración del III Vivac de Cuento, que tuvo lugar el pasado fin de semana en el refugio del Perrió, gentilmente cedido por el Centro Excursionista de Petrer.
Dejando a un lado la parte entrañable, que como abuelo me toca, viví un atardecer que voy a calificar de antiguo (es lo primero que me viene a la mente); antiguo sí, pues hacía muchos años de aquello; de aquella otra tarde igualmente mortecina, en mis ya lejanos tiempos de padre ejerciente; tanto que ya tenía casi olvidada esta sinfonía de vida con la que los niños, con sus gritos, carreras y juegos, inundan la vida de un campamento en la montaña. Alrededor una veintena de ellos formaron la orquesta, en esta ocasión.
Y sentí pena por toda una generación perdida por culpa de una administración medioambiental que cuida más a una cabra que a nuestros hijos; que gasta más en el águila perdicera que en educación en la Naturaleza. ¿Cuánto tiempo hace de aquello?… Ni me acuerdo.
La ausencia del fuego de campamento; aquellos añorados fuegos de campamento que algún “iluminado” eliminó de un plumazo, al caer la tarde, la suplió la palabra hecha verso; el cuento sobre un perro que acabó su vida en la montaña y demostró ser más noble que su dueño; o la historia de aquel andaluz, tan graciosamente narrada, sobre un mal trago hospitalario. Ternura, emoción, risas y buenas letras.
“Fragmentos de un mundo plano” se llevó el premio al mejor texto y “Hay un gigante en mi Valle” obtuvo igual reconocimiento a la mejor lectura. Letras y oratoria que arrancaron aplausos sorprendidos por la gran capacidad de sus actuaciones; y también una distinción infantil a un cuento: “El Pastor”, tan corto como los cinco años de su autor, que bien puede abrir la puerta al futuro de este encuentro.
La noche calló el campamento-vivac y un amanecer fresco y gris nos arrimó al puchero de hierbas, al Cola Cao con leche y al primer alimento. Cuentamontes dejó en el refugio, que se hizo casa de todos, la colección completa de sus publicaciones y ofreció la construcción de una pequeña librería para solaz esparcimiento de los visitantes en aquellos días grises, cuando llama más la lectura junto a la chimenea que una marcha bajo el aguacero.
Montaña y cultura se dieron una vez más la mano, gracias a la organización y al altruismo y apoyo del Centro Excursionista de Petrer, anfitrión de unas jornadas que han servido para avivar mis viejos recuerdos, y dejar el poso fresco y la necesidad de un próximo encuentro, esta vez, con el añadido de una banda sonora que espero poder volver a disfrutar, pero está vez que sea más pronto.
Juan Manuel Maestre Carbonell es presidente de Cuentamontes
No entiendo que tiene que ver el aguila perdicera con los niños, no entiendo eso de una genracion perdida porque se haya protegido a las aves.
¿si gasto un dinero en una investigacion en las aves, los niños se desperdician, no se educan, si pierden?, que palabras mas vanas y vacias, es mezclar churras con merinas, no pegan , pero que bien queda ahi escrito en los papeles cual seneca de los cerros del valle.
Difícil explicar a quien ya reconoce no entender. El cielo sabe que lo intenté copiando sus criticas sobre un blanco y suave papel, pero el «Séneca de los cerros del Valle» prefirió limpiarse el culo con él.