El fin de semana del 7 y 8 de marzo todos los clubes, y sus equipos, adscritos a la Federación Valenciana de Fútbol, desde Tercera División hacia abajo, prebenjamines incluidos, protagonizaron una huelga, convocada por los dirigentes de la propia federación.
Una huelga de la que no se enteró casi nadie, mas allá de los directivos de los clubes, los padres de los jugadores y éstos a su vez, aunque los mas pequeños no entendiesen mucho porque no jugaban esa semana.
Previamente, se celebraron asambleas sectoriales, por toda la comunidad. El acuerdo de llevar a cabo la huelga se adoptó por unanimidad. Las votaciones fueron a brazo alzado, lo cual ya era de por sí un condicionante. O, quizá, una forma de presionar los dirigentes federativos a los representantes de los clubes.
Desconozco si la huelga habrá obtenido los resultados esperados o deseados por quienes rigen el fútbol base y aficionado, mas allá del seguimiento total, que estaba asegurado.
Y si no se enteró casi nadie, salvo los implicados, porque obtuvo un mínimo eco mediático Ni la prensa, ni la radio, en sus espacios deportivos, se ocupó para nada de hecho tan multitudinario. Puede decirse que la huelga pasó sin pena ni gloria. Al menos en mi opinión.
Y en los tiempos que corren, si las movidas que se organizan no reciben el respaldo de los medios de comunicación, poca presión, por no decir nula, van a conseguir.
Que algún medio dijese que no había fútbol, por huelga, sin dar mayores explicaciones, tiene bien poco de informativo.
Para ello, mejor no decir nada, como hicieron la mayoría.
Y es que para muchos medios, que sean los propios dirigentes federativos quienes instiguen a los clubes a adoptar esta medida, no les debe despertar muchas simpatías. Máxime si se considera que muchos de ellos (los directivos) se han acomodado en sus poltronas y sus buenos sueldos, tradicionalmente no se presta ayuda alguna a los clubes, e incluso la asistencia que la mutualidad o el seguro de lesiones, que tienen contratado, presta a los deportistas es pésimo.
En otro orden de cosas, con este paro del 7 y 8 de marzo, se ha hecho “un pan como unas hos…”. Muchos equipos en huelga jugaron partidos amistosos. Además, la jornada aplazada se tiene que disputar tras la última del calendario.
Y los equipos de categoría juvenil y regional tienen dos semanas seguidas de descanso, pues el 14 y 15 no hay jornada por las fiestas de fallas.
En el caso particular de la U.D.Petrelense, la huelga provoca un quebradero de cabeza más. Esa jornada que cerrará la liga coincide con el fin de semana de las fiestas de San Bonifacio. Casi todos los años ocurre igual, y hay que gestionar con los equipos rivales adelantar la fecha de los partidos, tanto los de casa como los de fuera.
Por una vez, esta temporada 14 de los 16 equipos del Petrelense acababan la liga el domingo anterior a las fiestas. Un respiro para sus dirigentes. Pero con lo de la huelga, ya no será así.
Ah, y un hecho que posiblemente marque un hito en el deporte español: Niños de 7 años en adelante, protagonizando una huelga, porque así lo decretaron sus mayores. ¿Será esto muy constitucional?