Felicidades a Manos Unidas

En estos días, mucho se ha hablado de la concesión del Premio Príncipe de Asturias a los Deportes, a la Selección Española de Fútbol por sus
victorias en la Eurocopa de Austria-Suiza de 2008 y el Mundial de Sudáfrica de 2010. Se ha puesto a los jugadores como ejemplo de entrega y sacrificio para lograr metas muy altas, al valor del esfuerzo y la solidaridad como base para conseguir los triunfos, y hasta ha habido un poco de polémica sobre si Guardiola y Mourinho tenían que permitir que todos los internacionales acudieran a Oviedo a recoger el premio. Todo ello con gran despliegue mediático para que a nadie se le escapara detalle.

Pero junto a este premio de indudable valor, ha habido otros que quizás son de igual o mayor importancia y apenas han tenido eco en la prensa hablada y escrita. Me refiero al Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, que ha recaído en la ONG católica Manos Unidas. Es ésta una organización que se dedica a la lucha contra el subdesarrollo, la enfermedad, la opresión, la falta de instrucción y el hambre, que surgió de la primera campaña contra el hambre en España, organizada por un grupo de mujeres de Acción Católica Española en 1960, en respuesta a una llamada de la FAO a escala mundial. Además, Manos Unidas trata de impulsar un desarrollo humano y sostenible acercando recursos financieros a aquellos grupos que lo solicitan y que, debido al desigual reparto de la riqueza, viven en condiciones
infrahumanas.

Estas mujeres, y hoy en día también muchos hombres, desde hace más de cincuenta años están trabajando para llevar a cabo proyectos para mejorar la situación de los países más desfavorecidos. Han hecho posible que se repita el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, llevando comida, medicinas y materia de primera necesidad a los países más pobres; han estado al lado de los más perjudicados en los países castigados por los desastres naturales, el último el terremoto de Haití que se cobró más de 200.000 muertos. Todas estas voluntarias, mientras unos hablan, ellas trabajan; mientras otros protestan, ellas colaboran. Por eso, ahora tienen el reconocimiento de haber sido premiadas con el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia por su gran labor humanitaria a favor de los más débiles. Su presidenta, Dña. Myriam García Abrisqueta, ya ha anunciado que la totalidad de la dotación económica del premio, 50.000 €, va a ir íntegramente destinada a la labor de reconstrucción de Haití. Eso es predicar con el ejemplo y cumplir con el mandato evangélico de “dar de comer al hambriento, de beber al sediento y de ayudar al necesitado.” Y aquí en Petrer, hay un buen número de voluntarias que han puesto su valiosísimo granito de arena para que este premio fuese concedido.

Felicidades a ellas también porque un trocito de premio es suyo. Ánimo en esa labor de hacer siempre el bien a los demás. Un saludo

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