Acontecimientos curiosos los que hemos visto en este inicio de campaña electoral. Y es que los ciudadanos podemos ver carteles de todo tipo, algunos más grandes, otros más pequeños, algunos con las candidaturas al completo, otros centrados en el candidato, algunos con mensajes muy elaborados, otros con mensajes más directos, y así un largo etcétera. Algo que hasta ahora había venido siendo lo habitual, son carteles al fin y al cabo, y desde luego que, elecciones tras elecciones, salvo cambio de diseños, los carteles guardan cierta similitud. No obstante este año ha habido un tipo de cartel que nos ha dejado perplejos a todos, los carteles fantasma del PP, o carteles invisibles, llámenlo como quieran. Se dicen que son carteles de Francisco Camps, pero solo se dice, porque nadie los ha visto puestos.
Este hecho paranormal nos hace preguntarnos a aquellos que lo hemos reflexionado una y otra vez, si acaso no es Camps como nuestro tierno amigo de la infancia Wally, que en sus libros llenos de dibujos se escondía entre la muchedumbre para que nosotros, “los peques”, agudizáramos nuestro ingenio y lo encontrásemos. Tristemente, la realidad es otra.
Tenemos un presidente, que él mismo se autoproclama “el más respaldado de las democracias occidentales”, que sin embargo nadie se acuerda de él a la hora de pegar carteles en sus pueblos, ni siquiera los de su propio partido. Y es que, cuando la obviedad de la realidad choca de frente contra la ciudadanía, cuando todo el mundo sabe que algo es tan firmemente fiel a la realidad que no importan ni ideologías, ni colores, ni enfrentamientos, los hechos toman la iniciativa y dejan a las palabras vacías de contenido. Con esto quiero decir, que por mucho que los del PP defiendan a Camps, con el hecho de no pegar ni un solo cartel de él en su pueblo, están dándonos la razón a los ciudadanos y al poder judicial, de que Camps sustenta su presidencia en la Generalitat a base de mentiras, corrupción y manipulación de los medios públicos.
Y es que, somos más los que no queremos un gobierno regional que despilfarre el dinero en grandes y fastuosos eventos e infraestructuras, sino que queremos tener una sanidad decente y un sistema educativo que funcione; somos más los que queremos una Comunidad Valenciana que tenga una diversificación de la actividad económica, y no que sólo se centre en el turismo y en el sector servicios; somos más los que queremos un gobierno que prime la democracia y la transparencia, no sólo en los medios de comunicación, sino en todos los canales de representación y toma de decisiones; somos más los que queremos que no se vuelva a morir nadie esperando la resolución de su expediente y la adquisición de su derecho reconocido por la Ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia.
Y es que, a Camps, le conviene hacer como hacía el amigo Wally, esconderse, porque son muchos los errores cometidos en su periplo al frente de la Generalitat, pero hay que decir que por más que Camps se esconda hay algo que jamás podrá tapar, su fracaso como presidente y la herencia de desastre que le deja a la Generalitat con deudas acumuladas que no dejan ni pagar los sellos, ya que Correos ha suspendido el servicio en los juzgados de Castellón por impagos.
Esta comunidad es muy grande, es una tierra llena de grandes emprendedores y de gran futuro para toda España, y evidentemente que debería ser uno de los referentes mundiales. Y por supuesto, que somos muchos los que creemos que otro camino es posible para los valencianos y las valencianas, pero desde luego que con nuestro presidente Wally, no podemos contar para el futuro.
Joaquín Corpus Maestre, Secretario General JSPV Comarca del Vinalopó