Poema inédito de Paco Mollá (no recogido en ninguna de sus obras ni antologías) leído como colofón a la marcha del Primero de Mayo de 1978.
Soy del pueblo y con el pueblo
respiro y voy al compás
porque soy de su elemento.
Respiro y voy al compás
con el pueblo y por el pueblo,
latiendo en su corazón
y vibrando en su cerebro.
Soy partícula, soy célula
de su sangre, y en su riego
circulo encendiendo vida,
vertebrando amor y ensueño…
Soy de su masa, su carne,
de sus enzimas, sus nervios;
me siento irradiar si irradia
y sufro si está sufriendo…
Soy como un hijo en su vida
engendrado por su aliento;
maldigo a sus enemigos
y con sus fieles alento.
Maldigo a los enemigos
de su conquista en el tiempo;
de su libertad legítima,
de su salud y progreso.
El pueblo quiere la paz:
quien a la guerra, al enredo
le arrastre, será traidor
a su legítimo anhelo.
El pueblo quere vivir
con armonía y concierto:
El trabajo, la justicia,
la equidad, ¡todo de acuerdo!
El pueblo es una familia
renovándose en el tiempo;
siempre lanzada al futuro,
siempre el pasado influyendo.
Registra su evolución
avances y retrocesos
pero triunfando al final
inexorable el progreso…
No vuelve a simiente el árbol,
ni al cascarón el polluelo,
ni el río al manantial…
¡no tornan atrás los pueblos!
Estorban pues los tiranos
y todos sus testaferros,
desconciertos provocando.
Tiene el pueblo que librarse
de sangrías y de pesos,
de tábanos y de parásitos
que medran sus esfuerzos.
El pueblo son los científicos,
los estudiantes, los técnicos,
y sobre todo la base
ejemplar de los obreros…
Los que producen y crean
y son el perenne ejemplo,
llevando de su país
en bloque todo su peso…
¡Esos son el oro limpio!
¡Esos son el pueblo pueblo!;
los que han de librarse un día
de arribistas y usureros
que, con sus artes nefastas
se atiborran de dinero,
y en vez de emplearlo en obras
lo llevan al extranjero…
¡Esos son los enemigos
radicales de su pueblo!…
El pueblo quiere ser libre
con sus propios movimientos,
con su natural destino
de deberes y derechos
creando su propia historia
impulsada por su aliento,
guiado por los valores
del propio florecimiento;
el pueblo siente en su espíritu
lo que lleva el ancestro,
del origen nebuloso
que enlaza con el Misterio,
y sabe su proyección
en la espiral de los tiempos
hacia futuros lumínicos
siempre en perfeccionamientos;
quiere su propio destino,
quiere su propio elemento:
tejer con su libertad,
con su trabajo y talento,
su propio don de existir
en armonioso contexto
con todos los pueblos libres
que pueblan el Universo…
…De ese pueblo soy partícula,
célula en funcionamiento;
sangre de su propia sangre,
sacrificio, amor, aliento…
Su suerte será mi suerte
en el dolor y en el contexto;
con su vida me derramo,
¡o con su triunfo me elevo!,
que los pueblos nunca son
sin el estremecimiento
sagrado de libertad,
dueños de su alma y su cuerpo
¡Soy del pueblo en su latido!
¡Soy del pueblo con el pueblo!
¡Por el pueblo yo respiro!
¡Para el pueblo vivo, o muero!
Pero los pueblos no mueren
aunque sufran mil tormentos:
invasiones desde fuera,
tiranías desde dentro;
Llevan la fuerza invencible
en la hondura de su seno,
en la índole de su ser,
en su espíritu en el tiempo…
¿Cuántas , cuántas invasiones
ha sufrido nuestro pueblo?
¡Al final la Independencia
ha premiado sus esfuerzos!
¿Cuántas, cuántas tiranías
le han venido desde adentro,
para al fin, la Libertad
brillar como justo premio?
Jamás podrán los retrógrados
anular los elementos;
no por ahogar una hoguera
se termina con el fuego;
no imponiendo tiranías
se acaba el Progreso…
¡porque este sigue armoníosas
Las Leyes del Universo!
¿Podréis apagar el sol?,
¿podréis detener los vientos?,
¿podréis anular del mar
sus rítimicos movimientos?
Jamás podrán anular
la libertad de este pueblo;
porque la lleva en la sangre,
el corazón y el cerebro…
…Esta célula vibrante,
este poeta pequeño
lanza al aire los enjambres
amoroso de sus versos
Por la concordia del pueblo;
por la justicia del pueblo;
por la libertad del pueblo;
por el porvenir del pueblo;
por la armonía del pueblo
enclavado en la armonía
de todos los otros pueblos…
¡España de nuestra médula!
¡España de nuestros huesos!
Petrer, a 12 de mayo de 1976 – Paco Mollá.