Barcelona, recuerdos de posguerra (V)

…Prosigue desde el cuarto capítulo…

Junto al Moka, los almacenes SEPU (Sociedad Española de Precios Únicos), donde venden casi de todo, desde peines a sartenes, desde bisutería a delantales de cocina y hasta relojes de pulsera, que un buen día aparecen en uno de sus escaparates dentro de un capazo de esparto con un cartel que reza “relojes al peso”, es decir, se escoge el reloj, el empleado lo pesa y a tanto el quilo, da su precio.

Almacenes SEPU en las Ramblas.

En la acera de enfrente estaba el local de Boadas, una coctelería, solo para privilegiados, aunque algún mediodía antes de ir a comer, el amo daba la orden de entrar. Se tomaba su combinado con algunas almejas solo él, el niño a mirar.

Bajando y a mano derecha, el mercado de la Boquería. Todo a  lo grande, frutas, verduras, carne, pescado y hasta una parada  que anunciaba toro de lidia. En el centro del mercado, se vendía el pescado pero en dos espacios diferentes. Uno de ellos era conocido como la pescadería larga, donde iba a comprar la gente humilde, pescado a bajo precio. Al lado  estaba la redonda donde el pescado era de más calidad y lo envolvían con papel blanco que les vendía el amo, a diferencia de la larga, donde todo se envolvía con papel de periódico.

El Mercado de La Boquería, el más grande de Cataluña, es uno de los más populares del país y uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad de Barcelona.

Frente a la Boquería y en medio del paseo, había tres o cuatro paradas de flores, las populares floristas de las Ramblas.

Al llegar a la calle Hospital, en la esquina con La Rambla, una tienda bastante grande y bien instalada, con el nombre de Medias Alfonso.

Aquel señor se estaba haciendo rico con lo último para mujeres, las medias de nylon con costura trasera que gozaban de gran demanda entre las mujeres y volvían locos a los hombres.  Tal era la pasión por esas medias que en las clases humildes donde el dinero no alcanzaba para comprar un par de ellas, las mujeres recurrían a sus amigas para que con un lápiz negro les trazasen en la parte posterior de la pierna una línea vertical simulando una costura y al ser las medias de nylón totalmente transparentes había que acercarse mucho para descubrir el engaño. Algo más tarde, parece ser que fue el primero en vender las mismas medias pero sin costura, que fueron de un éxito total, ya que las costuras representaban un engorro para conseguir que quedasen rectas en las piernas.

Todo vuelve en el mundo de la moda. Esta media con costura trasera hoy se vende con el gancho de "retro".

La moda de las medias de nylon trajo consigo un nuevo negocio, que  se anunciaba en muchísimos locales: “se cogen puntos de media”, decían, y es que al menor roce con las uñas se producía lo que llamaban “una carrera”.

Continuando Rambla abajo y justo esquina con la calle San Pablo, una nueva tienda de artículos varios, en cuyo escaparate exponen algo muy nuevo, peines de diferentes tamaños de un material transparente al que llaman plexiglás. El antecesor de todos los plásticos.

Siguiendo Rambla abajo el gran Teatro del Liceo donde los días de concierto asistía la “jet set” de la sociedad barcelonesa que más que escuchar música (cuatro o cinco sí que la apreciaban) lo que pretendían era exhibir sus ropas y sus joyas dentro de una especie de competición. En la ancha acera central del paseo se congregaban grupos plebeyos para mirar y admirar a los afortunados que les robaban (hay que decirlo sin odio, siempre fue así).

El Teatro Liceo, donde se exhibía la 'jet set'.

En la acera de enfrente en la esquina con la plaza Real, el limpiabotas que con su silla de madera elevada ofrece sus servicios a 2 pesetas. Y el hombre se gana bien la vida, tiene clientes todos los días. Pero seguro que no son obreros.

Algo más abajo se estacionan tres o cuatro coches tirados por un caballo, que por el precio de 30 pesetas (mucho dinero), esperan a recién casados, a familias con algo que celebrar, o a gente foránea de visita a la ciudad. Y también van trabajando a pesar del precio.

Y por fin a los pies del monumento a Colon, el fotógrafo con su cámara sobre un trípode haciendo fotos sin cesar. A los visitantes de la ciudad,  a los que hacían su servicio militar en Barcelona, a las “chachas” con su novio, a los recién casados humildes etc. Aquél fotógrafo durante años no paró de trabajar ni un día y seguro que con sus fotografías hizo feliz a mucha gente. Al fotógrafo de Colon lo conocía toda la ciudad.

El monumento a Colón fue inaugurado por la reina María Cristina en 1888, y ningún visitante lo ignoraba cuando pisaba Barcelona, algo que el fotógrafo a sus faldas sabía muy bien.

Pero no todo el esplendor (esplendor dentro de la miseria) residía en Las Ramblas. En otros puntos de la ciudad también se producía algún cambio. En Vía Layetana, calzados Segarra con su indestructible calzado fabricado en Vall d’Uxó (Castellón) y a un precio asequible para el económicamente más débil. Tanto llegaba a vender que en ocasiones agotaba sus existencias. Calzados Segarra, sin publicidad alguna, se ganó a toda la clase trabajadora. Debe recordarse con agradecimiento.

Una histórica empresa valenciana de calzado que aún pervive. En la imagen, sus almacenes en Vall d'Uixó.

En la calle Hospital empezaron a proliferar las tiendas de guarnicioneros donde se podían encontrar toda clase de accesorios para el calzado, cordones, piel, hebillas etc. Y en la misma calle el teatro Romea, donde aparte de clásicos como Romeo y Julieta, podía verse también las actuaciones de un humorista llamado Capri, que se hizo célebre con sus diálogos satíricos en el que uno de ellos decía: ”porque, el amor se va, pero ella se queda” que luego repetía con sonrisas toda la ciudad. Incluso en el Romea actuó alguna vez gente llegada de fuera como la cantante de rancheras mejicanas con el nombre de Irma Vila a la que anunciaban como “la reina del falsete”. El lazarillo que para ir a su trabajo pasaba todos los días por delante del teatro, aquello de las rancheras y el falsete le evocaban cosas de comer (santa inocencia y maldita hambre), hasta que un día le explicaron lo que realmente era.

Joan Capri, historia del humor catalán, interpretó en el segundo lustro de los 50 más de una veintena de obras en el Teatro Romea.

…CONTINUARÁ…

 

 

2 thoughts on “Barcelona, recuerdos de posguerra (V)”

  1. El V capítulo sensacional.
    Nos ha sorprendido que hayas conseguido la foto de la plebe contemplando a la «Jet Set» que acude al Liceo. Una foto muy dificil de conseguir.¡BRAVO!

  2. Gracias
    Otra pagina más que nos lleva a las raíces de una gran ciudad como Barcelona. os recomiendo ver esta propuesta, vista de la parte d ela burguesía: http://vimeo.com/16773102
    Y como anecdota, el coche (*) que aparece en la portada del libro está en estos momentos restaurandose en un taller de Petrer, y hasta aquí puedo decir.
    (*) Rolls Royce Limousine años 20.
    http://www.google.es/imgres?q=barcelona+abans+que+el+temps+ho+esborri&hl=es&sa=X&biw=1366&bih=619&tbm=isch&prmd=imvns&tbnid=4lDiht4Vx3IYsM:&imgrefurl=http://www.elblogdecineespanol.com/%3Ftag%3Dbarcelona-abans-que-el-temps-ho-esborri&docid=UuyAiYfLURIFvM&w=320&h=180&ei=pduCTumcKY2M-waDoYHJDw&zoom=1

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